jueves, 16 de septiembre de 2010
FRANCIA: NIMES Y ARLES SE MOVILIZAN POR LOS TOROS
martes, 14 de septiembre de 2010
¿Qué te han hecho Barcelona? ( y III ) / Por Fernando García Terrell
Era costumbre suya repetir a los triunfadores de cada tarde, por ello, muchos diestros se afianzaron en Barcelona y de aquí salieron lanzados a la fama. Son los casos de Domingo Ortega que debutó como novillero a finales de 1930 y fue repetido cuatro tardes seguidas, tomando la alternativa al año siguiente. Manolete, que actuó nada menos que setenta veces, (más que en ninguna otra plaza del mundo). Arruza, ídolo de Barcelona, “Andaluz”, Juanito Belmonte, Julián Marín, Manolo Dos Santos, Martorell, Rovira, Paquito Muñoz, Antonio Caro, Manolo González que en una sola temporada toreó veintitrés festejos. Luis Miguel que estoqueó en tarde lluviosa siete morlacos, con un éxito apoteósico. Julio Aparicio, tan querido por los barceloneses, al igual que Manolo Vázquez, Cesar Girón, Camino, Puerta, el Viti (un habitual de la Monumental), Paquirri… y por encima de todos, Antonio Borrero “Chamaco” que en su época de novillero fue el fenómeno que desbordó el ámbito taurino. Se le anunciaba por sorpresa para torear cualquier día y la plaza se llenaba a rebosar. Hubo una semana en que toreó cinco tarde entre “Las Arenas” y la Monumental.
Borrero dominaba totalmente las masas con la “suerte de la antena”. Los ortodoxos del toreo preferían el clasismo de Bernardó y ambos tuvieron una enconada pugna. Bernardó trataba de frenar el alud chamaquista, viviéndose apasionantes pugnas en el ruedo.
Fue muy cierta esta contestación ya que tras tomar Chamaco la alternativa en la Monumental, la tarde del 14 de octubre de 1956, de manos de su paisano el Litri y como testigo, el entonces soldado Antonio Ordoñez, comenzó a perder su atractivo y pese a mantenerse varios años más en candelero, perdió su caché debido a los sainetes que daba a la hora de matar.
Añadiré que Don Pedro, como enemigo, resultaba implacable. Cuentan que quizás el torero más importante que pudo dar Cataluña fue, Mario Cabré, pero por una disensión entre ambos, le privó de darle la continuidad en sus plazas que tanto necesitaba para triunfar, cosa que no hizo con otros.
Por entonces en Barcelona se hablaba de toros y todo el universo taurino la consideraba como la Meca del toreo. Si no había figuras del momento o estas fallaban, el empresario buscaba otras alternativas, sustituyendo calidad por cantidad, ofreciendo festivales y corridas de ocho, nueve y hasta doce toros. Había que hacer algo atractivo, llamar la atención para que la gente acudiera a la plaza. Barcelona era una ciudad muy competitiva por la gran variedad y oferta de espectáculos que en ella se ofrecían, todos de primera línea.
Citaré como ejemplo la tarde del 22 de junio de 1941, en que se lidiaron doce toros para seis matadores de la talla de Marcial Lalanda, Vicente Barrera, Julito Belmonte, Pepe Luis Vázquez y Gallito, o la del 21 de junio de 1942 con cuatro toros de Escolar y otros tantos de Manolo González, para: Pepe Bienvenida, Manolete, Pepe Luis Vázquez y Morenito de Talavera. Tarde triunfal, en la que dieron la vuelta al ruedo los cuatro diestros, los ganaderos y, a petición del público, el propio Balañá.
De entre las peñas taurinas que existían en la Ciudad, destacaba la de Pepe Martín Vázquez, creada y mantenida por Roberto Espinosa, padre del que fuera elegante novillero y hoy gerente taurino de la empresa “Taurodelta” y de los cosos de Vitoria y Vinaroz, además de apoderado.
Roberto Espinosa padre, “El Rondeño”, fue torero de segunda fila alternativado en Francia. Hombre de gran sensibilidad artística, siempre con la sonrisa en los labios, excelente conversador, además de escritor, sabia de toros y sentía la Fiesta, por eso cuando se retiró, enseñaba en su misma peña, que no era otra cosa que un patio de la calle Valencia, cerquita de la Monumental, a los jóvenes que se acercaban a él para que les enseñara y a e que alguno llego a tener cierta fama, caso del banderillero Herrerita o Antonio Torrecilla.
Destacó en su día la peña juvenil “El Vito”, en honor al novillero sevillano Julio Pérez “El Vito” que haciendo pareja con Juanito Bienvenida armaron una autentica revolución en la Ciudad Condal.
Forjado como novillero en Barcelona y luego matador sobresaliente, hasta que sufrió una tremenda cornada, es el caso de Enrique Patón Balsera, hoy empresario de la plaza de Castellón y Vinaroz, socio de Simón Casas en las de Valencia, Alicante o Nimes que también ejerce de apoderado, en este momento, de Matías Tejela.
De lo expuesto podemos deducir que la Fiesta de los Toros ha estado de siempre enraizada en Cataluña y más concretamente en Barcelona. En ella se confeccionaban trajes de luces, capotes, monteras, medias, camisas, todo lo que un torero necesita para vestirse. La ciudad ha sido un emporio de la Fiesta y hasta hace no mucho tiempo he soñado que podía a volver a serlo a poco que los aficionados sacudieran la presión ambiental, como sucede en las tardes que ha actuado José Tomás, o como sucedía cuando lo hacia el diestro Moncada y Rexach, Serafín Marín, o el propio Manzanares, El Juli o cualquiera de los buenos diestros que acuden a la Monumental. A día de hoy ya no pienso igual. Me embarga el pesimismo.
Catalanes o no, todos tenemos derecho a defender nuestra afición por los toros, sin avergonzarnos, sin que nadie tenga que marcharse de su tierra a presenciar corridas de toros a escondidas, en plazas en que nadie le identifique. No somos criminales. Estamos en un Estado de democracia y propio de esta forma de gobierno seria poder manifestar nuestros fervores en una sociedad que pretende ser moderna, libre y progresista, sin que se pongan trabas ni cortapisas, ni se te insulte o veje por ello. La Constitución nos ampara, además de una Ley Taurina y los reglamentos que la desarrollan.
No es mi gusto politizar el tema, pero todos sabemos que toros nunca conocieron tendencias ideológicas, no han sido de derechas ni de izquierdas, mucho menos producto del franquismo pues son muy anteriores a él y también posteriores.
Personas de todas las cataduras ideológicas, artísticas, burgueses, trabajadores, pobres y ricos…han coincidió sin problema en los tendidos de las plazas. Todos respetaron esta Fiesta, la más democrática de las que existen y sin la cual ni el propio Lorca concebía España. O como decía Ramón Pérez de Ayala:
El nacionalismo quiere acabar con los toros porque es un irrevocable símbolo de España. Sin embargo, en contraposición citaré el ejemplo de Lluís Companys y Jover, independentista catalán, fundador de Ezquerra Republicana que llegó a ser Presidente de la Generalitat. Acudía de forma habitual a las corridas de toros en Barcelona y en donde se encontrase, hasta en la Maestranza sevillana, en el año 1930, presidió una de ellas. ¿Era peor catalán que sus actuales compañeros de partidos?.
Dicho queda que la Fiesta de los Toros no es exclusiva de los territorios que en Cataluña llaman peninsulares. Muy al contrario, los ritos tauricos, los enfrentamientos entre el hombre y el toro, en los coliseos griegos y romanos, los juegos con toros, son manifestaciones eminentemente mediterráneas como es la propia Ciudad de las Ramblas.
Los toros bravos llegaron a la Península Ibérica, unos por los Pirineos, otros por África. El uro, “bos primigenium” que provenía de Europa se asentó en el norte de España, sin traspasar la cuenca del Ebro. Cataluña, Navarra, Aragón, Vascongadas, Castilla-León y hasta Galicia, tuvieron rebaños de reses bravas que poco a poco domesticaron, pero entre tanto, los rituales, juegos y ceremonias, el culto al toro, proliferó en todos esos territorios y así ha quedado plasmado en iconos, vasijas y pinturas rupestres.
La Fiesta de los Toros, pese a quien pese, es un patrimonio cultural que soporta un gravamen estatal y subsiste con muy pocas ayudas. Dicen que con lo se recauda por todos los conceptos relacionados con el toro, se podría mantener más de un Ministerio. Es vital para la economía de las muchas familias que viven de de este animal. Los pastizales son una riqueza ecológica inusitada sin los cuales se rompería el equilibrio necesario.
La intromisión del poder público catalán en la voluntad de sus ciudadanos es un desafío constante a la españolidad en Cataluña. Te aceptan como emigrante, como trabajador, como votante en sus comicios pero no te dejan disfrutar de una de las aficiones que tenias en tu tierra de naturaleza, como las corridas de toros.
En contrapartida, muchas poblaciones de aquella Comunidad celebran con esplendor, pese al laicismo recomendado e imperante, desfiles procesionales en Semana Santa que en nada envidian a los más famosos de Andalucía.
Cualquier tendencia religiosa procedente de cualquier país extranjero han sido aceptadas e incluso apoyadas, quizás por no hablar el castellano. Los únicos desahuciados somos los aficionados a la Fiesta Nacional, Fiesta Brava, Fiesta de los Toros, la Lidia o como quieran llamarle.
Remato mi intervención con una estocada fulminante, al menos yo caí rodado al enterarme por el periodista taurino, Carlos Ruiz Villasuso que el líder de la ILP (Iniciativa Legislativa Popular), el que puso la mecha para cargarse la Fiesta de los Toros en Cataluña, es un argentino llamado, Leonardo Anselmi Raffaeli, que se ha declarado asesor de más de cien políticos catalanes y ha creado una veintena de organizaciones animalistas, en las que lógicamente la abolición de las corridas de toros, es su fin primordial. ¡Ah! Este listo también interviene en los certámenes de belleza que se organizan en la Perla del Mediterráneo.
¿Prohibir es progresar?
Yo, particularmente me quedo con la opinión de ese ocurrente escritor, comentarista y aficionado sevillano llamado Antonio Burgos que con su habitual socarronería dijo:
¿Qué te pasa Barcelona? ¿Qué han hecho del hermoso balcón del Mediterráneo, cosmopolita, liberal, culto, festivo, artístico…? Ya no eres la novia que me conquistó, ni la madrina que me cuidaba.
domingo, 12 de septiembre de 2010
¿QUÉ TE HAN HECHO BARCELONA? ( II ) / Por Fernando García Terrell
En la plaza de toros del “Torín” de la Barceloneta surgió la primera figura catalana, de Torredembarra, Pedro Aixela, conocido por “Peroy”. Tras debutar en Madrid como novillero, actuó por todas las plazas de España, Francia y especialmente América. Su especialidad eran las banderillas y quiebros que hacía con los toros que lidiaba y sobre todo su habilidad con el estoque. Tomó la alternativa en aquella plaza el 12 de junio de 1864,con el toro “Sillero” de la ganadería del Marqués de la Cámara, siendo padrino de la ceremonia “El Salamanquito” y testigo, el madrileño, José Antonio Suarez.
No solo “Peroy” se distinguió por su habilidad con los aceros pues le sucedieron otros estoqueadores catalanes como Eugenio Veltoldrá (“El Costillares Catalán”), Gil Tovar, el artista más genuino de todos, Mario Cabré, Barceló; Juanito Tarré y otros más, entre los que no cito a al maestro de Santa Coloma de Gramanet, Joaquín Bernardó que tuvo mucho arte, aunque no matando los toros, pese a ello es hijo adoptivo de Barcelona y Medalla al Merito Artístico de la Ciudad, concedida, nada menos que por Pascual Maragall.
El más importante subalterno de la tauromaquia catalana fue el picador nacido en Tortosa, en 1858, José Bayard Cortés, más conocido por “Badila”. Un muchacho tan parco en palabras que un día su maestro, el matador Gonzalo Mora, le dijo:
Él fue quien modernizo la pica, realizó transformaciones decisivas en el traje del picador, cambió el modelo de protección metálica de la pierna, la “gregoriana”, agilizándola, haciéndola mas segura, al igual que modificó el calzón y chaquetilla. Se distinguió por haber introducido entre sus compañeros de profesión el uso del traje de calle, siguiendo las tendencias europeas del momento. Lo mismo que haría Mazzantini, entre los matadores, desterrando el traje corto para alternar en la vida social fuera de las plazas. Aquello significó un gran paso para la integración de los toreros en aquella burguesía.
Injustamente, los cronistas y escritores taurinos no han dado publicidad a la gran figura de “Badila” y la importancia que su obra tuvo en la tauromaquia catalana y por consiguiente española. Como tampoco lo han hecho de otras aportaciones catalanas, surgidas allí, que hoy son tradición en todas las plazas de toros, salvo en las Ventas. Me refiero al hecho de acompañar las faenas con música.
Prosigo con tradiciones taurinas de aquellas tierras citando la del Corre Bou de Cardona. Se celebra en septiembre. Su suerte central y peculiar es conocida por “La Gargolera”!. Un nativo, vestido con el traje típico de la tierra y tocado con la barretina, se mete dentro de un gran cesto que se coloca en el centro de la plaza dl pueblo, dejando medio cuerpo fuera para llamar la atención del toro. Cuando la res acomete, se acurruca en el interior,-que está acolchado-, y rueda en el armatoste a punta de pitones.
En el escenario, es decir, la plaza del pueblo cerrada con talanqueras, se instalan gruesas sogas con nudos de los que se cuelgan mozos y mozas, ante la embestida de las reses. Pasada la primera parte del festejo, llega la que segunda en la que se lidia o lidiaba y estoqueaba un toro, aun contando con la presencia en la arena de la muchachada, si bien el pregonero avisa vanamente para que dejen libre la plaza para el toro de muerte.
El Corre Bous de Cardona es una prueba irrefutable del fervor taurino catalán, pero no la única ya que algo parece ido sucede en la ciudad prepirenaica de Olot. Los juegos de toros tuvieron de siempre un amplio arraigo en la Comarca, ya en tiempo de los Godos, el Obispo de Barcelona reconvino al Rey Sisebuto para que cortara la desmedía afición taurina en la Diócesis. Noticias tenemos de celebración de fiestas de toros en Fraga y Barcelona en 1387 con motivo de la coronación de Juan I y con ocasión de otros acontecimientos trascendentales.
Fueron famosos los Corre Bous de Ripoll, Camprodón, Figueras, Vallfogona, San Andrés de Llavaneras, Vic, Tortosa etc. Esta afición fue paralela al otro lado del Pirineo, por tierras de la Provenza, Tarascón, Arles, Nimes…y se extendía por las del Rosellón. Desde la Camarga francesa, pasando por Cataluña, se difundieron estos juegos tauricos hasta Valencia y Baleares. Gracias a ello, hoy en día hay toros bravos, tanto en las bocas del Ródano como en la desembocadura del Ebro. Concretamente en el Delta del Ebro, en Alfara de Carret, pastan las reses de la ganadería de Rogelio Martí y allí mismo se celebran encierros en sus fiestas.
Quiero hacer un alto y contar a quien lo ignore que en la plaza de toros de “La Misericordia”, frente al vomitorio del tendido cinco se puede contemplar una bella tauromaquia barroca del siglo XVII, reproducida en azulejo por la Escuela de Cerámica de Muel. Fue descubierta por el pintor cubano Nelson Villalobo. Está localizada dentro de la imaginaria catalana, procedente de un “auca” de madera o grabado anterior a los realizados sobre metal o piedra.
Si en el resto de la Península, la figura del “matatoros”, que hacia su trabajo a cambio de unas monedas, estaba prohibido desde el siglo XI, por disposición del Rey Alfonso X “El Sabio”, en la Séptima de sus famosas Partidas, permitiéndose tan solo la muerte de las reses a manos de caballeros montados y dentro de los recintos amurallados de los castillos, en Cataluña, como en Navarra, no se acató tal orden, siguiendo vigente con muchas modalidades las ancestrales costumbres de matar toros y correrlos a pie, de forma se profesional o por puro deleite.
Existe un antecedente de matar un toro al estilo castellano, es decir, tras lidiarlo a caballo, rompiendo la tradición catalana. Se llevó a cabo en 1601 en la barcelonesa plaza del Borne. Se puede afirmar que existía un estilo autóctono de correr o jugar con los toros popularmente, lo que le llevó al costumbrista catalán Joan Amades a escribir:
La afición por los toros en Cataluña es algo muy, pero que muy anterior a la sardana, que sin embargo es tenida por muchos como signo de identidad de lo más significativo; anterior a la barretina y por supuesto que a los famosos “castellets”, donde por cierto, el que se juega la vida es un niño, generalmente no mayor de ocho años que trepa los pisos humanos de hasta de nueve alturas. Eso sí, no puede asistir a las corridas de toros.
Es por ello absurdo ese afán de borrar las huellas de hechos tan evidentes que quiérase o no, es pretender ignorar de alguna manera la personalidad cultural mediterránea de los pueblos catalanes. El pasado es demasiado importante. Con mucha generosidad, algunos catalanes, admiten las corridas de toros como una importación folclórica ajena a su cultura, aptas solamente para distraer a turistas y contentar a los llegados de otras regiones de España. Pretender ignorar la Fiesta como realidad catalana por el mero hecho de ser una constante en el reto de los pueblos de España, es una torpeza.
Cataluña ha dado a la Fiesta hombres de empresa que jugaron y juegan papeles de importancia decisiva en la transformación de la corrida de toros. La actual estructura económico-empresarial que ha hecho de la corrida de toros un espectáculo multitudinario, tuvo dos importantes puntales en los catalanes: Eduardo Pagés y Pedro Balañá Espinos. A ellos, a su genio y dinamismo se debe en gran medida su expansión y estructura actual.
Pagés comenzó a darle al papel de apoderado la dimensión que culminarían los Camará, Dominguín padre, Chopera, Lozano, etc. Introdujo, al igual que Balañá, un nuevo estilo empresarial. Promocionó los espectáculos cómico-taurinos, con un chaval aficionado de la barriada del Clot barcelonés llamado Carmelo Tusquellas Forcén, que mas tarde se uniría al valenciano Rafael Dutrus (“Llapisera”), al que conoció en la plaza de Vic. Ambos recorrieron con éxito las plazas de España y América con su espectáculo Llapisera, si bien fue el levantino quien más aireó ese nombre al estar en activo durante más años, mientras que Tusquellas acabo los suyos como puntillero de las plazas de Barcelona.
De Balañá ¿qué decir?. Fue una persona llena de dinamismo, imaginación, capacidad y aptitud para innovar. Hombre de negocios ante todo, como lo resume la siguiente anécdota. Cuando en 1927 un empresario madrileño que regentaba las plazas barcelonesas dejó de serlo, Don Pedro, se presentó como aspirante para sucederle. Aquel le preguntó:
Hizo de Barcelona la primera plaza del mundo, dando mientras vivió, muchas mas corridas de toros que en ningún otro coso, incluido el de Madrid. En 1960 comentaba con satisfacción, que entre los cosos de Barcelona y Mallorca, que también regentaba, pasaba todos los años de los cien festejos. Su secreto era dar corridas sin interrupción para crear y mantener a la afición. Por eso despachaba entradas para niños, las que la Generalidad ha prohibido por decreto para que los niños no se aficionen a los toros.
Confeccionaba los mejores carteles con los diestros más afamados o con los que habían despertado interés de la afición local. Eso si, sin firmar nada. Bastaba con su palabra. Cuando le decía a un diestro:
miércoles, 8 de septiembre de 2010
¿QUE TE HAN HECHO BARCELONA? (I) / Por Fernando García Terrell
Por Fernando García Terrel
En mis años jóvenes sentíamos tanta admiración por los padres que a la hora de elegir profesión, muchos, la mayoría, éramos continuistas y queríamos ser igual que ellos: médicos, abogados, notarios, periodistas…En mi caso, elegí la de “Policía Secreta” o Inspector de Policía, como mi papá que había sido Comisario Jefe de Soria y posteriormente de las de Centro y Arrabal de Zaragoza.
Al terminar mis estudios en la escuela de Madrid, decidí iniciar mi andadura en Barcelona. Quería aprender y trabajar, o a trabajar mucho para aprender pronto. Así, a mediados de 1965, con veintiún años, llegaba a la Ciudad más cosmopolita de España. Por entonces la Quinta Flota de los EEUU campaba a sus anchas por las Ramblas. Si en Zaragoza funcionaban doce cabarets, allí el doble. Los espectáculos de travestismos y striptease integrales estaban a la orden del día, sin necesidad que irse a Perpiñán. Barcelona era atrevida y liberal pese al franquismo.
Los tablaos flamencos hacían las delicias de propios y extraños. Por las noches, cantaores, guitarristas, palmeros y bailaores se juntaban en algún bar del Paralelo como “El Lasso” y allí permanecían hasta el alba esperando la llamada de algún señorito catalán que los contratara para montar una juerga en su casa. Eso era habitual.
Lola Flores vivía allí, tenía su tablao en el Arco de las Flores y su residencia veraniega en “Castellfedel”, como decía con su gracejo andaluz. Como ella muchos otros artistas.
Para introducirles en mi afición taurina les contaré que mi padre, por su cargo, había ostentando el de Presidente de la Plaza de Toros de Soria y a la “Chata” de San Benito acudí desde niño a presenciar, en el palco de la Comisaria, los pocos festejos taurinos que en ella se daban.
Había despuntado aptitudes periodísticas ya siendo estudiante de bachiller en el Instituto Santo Tomas de Aquino, hoy de Antonio Machado, en el que en la gacetilla semanal que editábamos, “El Tuno”, me encargaba de la parcela taurina.
Llegado a Zaragoza, por traslado de mi padre acudía a Zaragoza para presenciar aquellas interesantes e inolvidables novilladas en “La Misericordia”. La propina no llegaba para asistir a las corridas de toros. Mi afición estaba encauzada.
Al llegar a la Ciudad Condal, disfrute de la “Edad de Oro” de la torería. Se abría la temporada española en su Monumental, con la Corrida de Pascua, al igual que en Zaragoza e incluso con los mismos carteles y no se cerraba hasta mediados de octubre. Se daban corridas, durante el verano, los jueves y domingos, mientras que los sábados se corrían novilladas con picadores. Por la noche de los sábados, en la bonita plaza de las Arenas, también se programaban novilladas nocturnas. Aquello era el deleite de los aficionados, máxime para los llegados de afuera.
Vi torear a diestros como: Rafael Ortega, Gregorio Sánchez, Bienvenida, Ordoñez, Litri, Chamaco, Aparicio, Mondeño, Zurito, Pireo, Pedrés, Cordobés, Fermín Murillo, Fuentes, los hermanos Girón, Bernardó, Dámaso González, Paquirri, el Viti, Puerta, Camino y un largo etcétera. Disfruté con compañeros y amigos barceloneses, alterné en los ambientes y bares taurinos, que eran muchos, de manera especial y por vecindad en el Hotel Ritz de la Gran Vía, donde se vestían, por su proximidad a la plaza mucho diestros.
Parte de culpa la tuvo un Comisario bilbilitano, D. Pascual Gimeno Lizana, muy escrupuloso en su comportamiento siempre y de manera muy especial a la hora de presidir un festejo. Al saber de mi afición y como quiera que era de la promoción de mi padre, me asigno en la Monumental mi primer cometido: controlar la meseta de toriles. En ella se sentaban clarineteros y timbaleros, a los que tenía que avisar para que sin dilación cumplieran las ordenes de la Presidencia. Junto con el jefe de chiqueros también tenía que estar pendiente de cualquier anomalía o cambio de res que pudiera ordenarse.
Como les digo, tuve muchos amigos catalanes y por ellos he sabido muchas cosas e historias sobre el toreo en Cataluña y especialmente en la Ciudad Condal. Quien más me enriqueció fue el querido Luis Terrer, cuando ya era Presidente de la Misericordia.
Por eso comprobé que la Fiesta Nacional no es una creación andaluza y que antes de tomar la organización y forma actual, existen más vestigios, si cabe, en las fiestas taurinas populares de Cataluña y el País Vasco, que en la propia Andalucía. Las plazas de Bilbao y Barcelona han sido, quizás gracias a sus buenos empresarios, cosos muy importantes en el concuierto taurino y más lo hubiesen sido si en sus proximidades hubiesen contado con ganaderías de reses bravas donde ejercitarse nuevas figuras.
Resulta curioso que un catalán, Narciso Bonaplata y Curiol, y un vasco, José María Ibarra Gutiérrez de Caviedes, fueran en 1846 los inventores de la Feria de Abril de Sevilla. El vasco llegó a ser Alcalde hispalense y precisamente sus hijos construirían el famoso Puente de Triana. Ambos fueron concejales liberales de la Corporación sevillana.
Más vuelvo a Barcelona y a su tradición taurina para decirles que pese que a muchos no le guste recordarla y reconocerla, la historia, su historia, no pueden borrarla de un plumazo, con un gesto político.
En 1834, cuando en la Ciudad Condal no había turistas, ni había llegado el movimiento migratorio de otras regiones españolas. Gracias a la gestión de los catalanes de entonces, bajo el proyecto de uno de ellos, Josep Fontsere y Domenech, se levantó la plaza de toros de la Barceloneta, conocida por “El Torín”, en principio para celebrar corridas de toros a beneficio de la Casa de la Caridad. Tenía una capacidad para 13.000 espectadores que eran, aficionados barceloneses exclusivamente y en ella se reunían para disfrutar de figuras del momento como: Montes, Cúchares, Joselito, Belmonte etc.
Corría el año 1900 y también con dinero de catalanes, al que se sumo el cerebro del arquitecto Augusto Font y Carreras, se ampliaba el ámbito taurino de la Ciudad, construyendo una nueva plaza de toros, la de “Las Arenas”, que por inhibición empresarial y corporativa,-despreciando la maravilla arquitectónica de esa catedral del toreo-, ha caído en manos especuladoras para convertirla en un centro comercial.
Catorce años después de la inauguración de “las Arenas”, se levantó en los terrenos de las empresas barcelonesas Milá y Camps (los mismos que hicieron construir la famosa “Pedrera”), un tercer coso taurino para la Capital que se llamó “Sport”. De forma que en aquellos momentos Barcelona tenía en funcionamiento simultaneo, nada menos que tres plazas de toros. Posteriormente el último de sus coliseos, el “Sport”, concretamente en 1916, tras su ampliación y remodelación se convertiría en la actual “Monumental”. Por eso Barcelona era uno de los puntales de la Fiesta y todo ello gracias a familias de la más rancia estirpe catalana.
Pronto se inaugurarían muchas más plazas de toros en toda la región, como la de Olot (Gerona), la más antigua de Cataluña tras la del “Torín”. Construidas y financiadas por aficionados locales, seguirían las de: Tarragona (1.833), Tortosa (1840), Manresa (1887), Mataró y Figueras (1894), Caldas de Montbui (1896), Gerona (1897) y otras más como las de Amposta, San Feliu de Guixols (donde se retiraría el diestro zaragozano Antonio Palacios)), Ripoll, Santa Eugenia de Ter, San Andrés de Palomar, Lloret de Mar…
Es por ello preocupante como se esta intentado, o se ha conseguido borrar, las huellas de una tradición tan arraigada a esta Comunidad, haciendo olvidar el pensamiento de un pueblo, de su arraigo y cultura, gracias a la manipulación de algunos políticos que primero atacaron la Fiesta de los Toros utilizando sin éxito la Ley de Protección de los Animales, y ahora con la Iniciativa Legislativa Popular, que se debate en el Parlamento Catalán, intentando prohibir las corridas de toros que no los “Corre-bous”, tradicionales en pueblos que precisamente suelen estar regidos por Ezquerra Republicana Catalana.
martes, 24 de agosto de 2010
¿CARTELES DE TOROS EN CATALÁN?

Redacción Publicado el 24 Agosto, 2010
minutodigital.com
El nuevo Código de Consumo de Cataluña ha entrado en vigor este lunes. La norma autonómica establece multas de hasta 100.000 euros para los comerciantes que no utilice el catalán en sus comunicaciones -orales o escritas- con los clientes. Las grandes empresas tienen, a partir de hoy, seis meses para adaptarse al nuevo reglamento; las pymes tendrán un año.
Un ecologista catalán en contra de la prohibición de los toros
JUAN MONTERO
El sentimiento secesionista está creciendo en tierras catalanas: en los últimos cuatro años ha pasado del 14% al 21,5% (y va en aumento).
Los independentistas radicales de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) están siguiendo una hoja de ruta para conseguir la independencia de Cataluña y por el momento la estrategia les está dando muy buenos resultados. La balcanización de España no llega por casualidad: todo obedece a un plan bien elaborado y organizado.
En mis tiempos de concejal en el ayuntamiento más grande de ERC, pude comprobarlo y escucharlo en boca de sus máximos líderes nacionales en varias ocasiones. No se ocultan, han creado un método, les funciona y lo siguen a la perfección desde hace años.
¿Por qué, además de todo, prohíben las corridas y los estólidos del Parlamento no dicen ni mú sobre el cruel e inhumano ritual musulmán halal, prohibido en casi toda Europa pero permitido en toda España?
Detrás de la Plataforma Prou, impulsora de la Iniciativa Legislativa Popular contra los toros, hay un partido político residual, PACMA, con sede en Manlleu (Partido Antitaurino contra el Maltrato Animal) y detrás de estos está ERC. Desde el inicio de la democracia ERC ha sido el eterno partido minoritario que intenta crecer, quizá a alguno le extrañe, pero lo cierto es que el independentismo catalán ha estado tradicionalmente más inflado desde los periódicos de Madrid que desde la realidad catalana.
ERC siempre ha sido consciente de tal situación, y por eso creó una estrategia de crecimiento basada en los futuros votos que le darían las fiestas para jóvenes que durante todos años han subvencionó por toda Cataluña. Siendo un partido minúsculo, consiguió abrigar una militancia y una gran base social fiel. Se consiguió identificar con en el partido de los porros y el buen rollito y cuando su generación NINI tuvo la edad de votar pasaron de 1 a 8 escaños y de 190.000 a más de 600.000 votos.Aún y así solo representan el 2.5% del electorado, pero gracias a Zapatero llegan a las esferas de poder y a influenciar el rumbo del barco donde todos nos encontramos metidos.
Una vez crecidos, pasaron a la parte B del plan, siguieron el croquis de confrontación contra España en todas las esferas: en lo económico, en lo social y en lo deportivo. Lo intentaron con las embajadas catalanas, no les dio el eco internacional que perseguían, pero siguieron sumando piedrecitas para construir el muro con el que sueñan. Encajaron selecciones catalanas en diversas modalidades menores, pero con el reconocimiento internacional de doce federaciones internacionales: fútbol sala, corfbol, pitch & putt, fútbol australiano, fisioculturismo, taekwondo, twirling, kickboxing, kárate, icestock, raquetball, carreras de montaña, esquí de montaña, escalada y bolos; esto tampoco les facilitó la propaganda que buscaban, mas a día de hoy su plan sigue avanzando y sumando conquistas. La prohibición de las corridas de toros es su máxima victoria en la sombra: han conseguido eliminar algo que molesta a la identidad catalana que ellos quieren formar y además han logrado portadas y simpatías en periódicos de medio mundo, incluido en el resto de España.
El enemigo interno sabe que en condiciones normales jamás podrá alcanzar la independencia, quiere la desestabilización de España, para llegado el momento de confusión materializar su meta. Y este es el principal motivo por el cual un servidor,que no come carne, que es ecologista y familiar de don Agustín de Mendoza Montero, fundador de la famosa ganadería Conde de la Corte, aun no gustándole la fiesta está en contra de su prohibición.
De todos modos, si el independentismo periférico no fuera el principal promotor en la sombra de dicha prohibición y me dieran a elegir entre la vaca hacinada y entubada toda su vida hasta que la lleven al matadero, y un toro bravo que campa en libertad, y tiene la oportunidad de luchar por su vida y, probada su nobleza, ganarse el indulto, preferiría sin duda la vida peligrosa y salvaje a la de masas entubadas que tarde o temprano (igualmente) van al matadero.
Fuente: elmanifiesto.com
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Nota de redación.-
El sacrificio ritual musulmán Halal:
«En el momento de la muerte debe estar vivo, no aturdido. Además tiene que estar tumbado en dirección a La Meca y ser degollado con un cuchillo, mientras un matarife musulmán pronuncia la frase: ''En nombre de Dios''»
