lunes, 27 de junio de 2011

El baile (de corrales) de Abella / Por José Ramón Márquez


José Ramón Márquez
En esto de los toros todo es oscuridad, o sea que ni luz ni taquígrafos, aquí todo se conoce por radio macuto. Pongo por caso las cuitas sobre Tomás en Málaga, que si esto ocurre en el fútbol ya no se habla de otra cosa en todos los programas de la televisión, en los periódicos, en las tertulias y en los foros de internet.

A estas alturas seguimos sin conocer el motivo del desencuentro, y así nos vamos a quedar hasta que un amigo de Málaga, que a su vez conoce a no sé quien, nos cuente las claves de todo este tomateo. Pues lo mismo, pero en pequeño, es lo que pasa con la novillada de ayer del Hoyo de la Gitana y con la corrida de hoy en Las Ventas, que desaparece sin explicación la ganadería de Asunçao Coimbra que estaba anunciada, y sólo tenemos de información un solitario cartel en la taquilla, a efectos de la posible devolución de las localidades. ¿Echaron fuera esa corrida los veterinarios? ¿Se estrelló el camión que la traía a Madrid y perecieron las seis reses? ¿Unos furtivos entraron en la finca y tirotearon a los toros dejándolos inservibles? ¿Se mataron entre ellos en el cercado con ese nerviosismo que les entra antes del embarque? No sabemos. Sólo sabemos que si queremos que nos devuelvan el importe de la entrada, un cartel en la taquilla nos recuerda nuestro derecho.

Expulsada Asunçao Coimbra de Las Ventas por la causa que fuese, nos anuncian a María Cascón, que viene a tomar antigüedad. Esta ganadería ya ha lidiado sobreros en Las Ventas y, a la entrada, Pepe Campos nos recuerda un toro de vuelta al ruedo que mató Francisco Javier Corpas hace un par de años, el toro Buscón. Con esa ilusión nos vamos al tendido.

En el tendido, lo primero es que de los seis ya falta uno, que la corrida la han remendado con uno de Javier Pérez Tabernero. Dicen de los bailes de corrales con las figuras, pero ¿y hoy que están anunciados Joselillo, Joselito Adame y Pepe Moral, qué?

Se ve que la corrida de esta tarde va torcida desde el principio.
El primero, Venturoso, número 34, bizco, sin trapío, descastado, soso, distraído: un buey. El segundo, Buscón -como el de la vuelta al ruedo-, número 44, chico, se tapa por la cabeza, le sacan el pañuelo verde y sale otro segundo, Ruidoso, número 46, de hermanos Domínguez Camacho, blando. El tercero, Cubatonto, número 42, con más viveza que sus hermanos aunque termina rajado y queriéndose ir a tablas. El cuarto, Farderito, número 39, el mejor de la corrida, mete la cabeza bajo el peto, empujando con cuajo en la primera vara; acude con alegría a la segunda en la que cabecea un poco, tiene una bonita embestida, galopando. El quinto, Argelito, número 47, es un cacho feo de 607 kilos destartalado que me recuerda a uno similar que mató El Cid en Salamanca hace unos años, grande y sin gracia, la gente la toma con el bicho y el usía se apresura a cambiar el toro que se lanza como un león a por el caballo levantándole a base de riñones por las manos y poniendo en evidencia lo apresurado de su devolución. En su lugar nos toca conocer a Jaranero, número 27 de El Sierro, sin trapío, anovillado, totalmente inválido. En sexto lugar aparece el de Pérez Tabernero, Yegüesero, número 28, corniveleto y bien presentado, soso y sin emoción. Total, cuatro ganaderías. Una especie de concurso de ganaderías informal, que nos ha regalado la empresa, para que digan que no nos quiere.

Los toreros, cada uno en lo suyo. Joselillo no ha querido renunciar a quedarse en la cara del toro y a tratar de torear hacia adelante y con verdad. Le tocó el mejor toro de la tarde que le cantó bien a las claras que él era toro de distancias más que de cercanías, pero Joselillo no lo vio o no lo quiso ver. Merece la pena volver a verle, a condición de que enfrente tenga toros. Le sobran las pedresinas y los circulares invertidos.

Me ha encantado la forma en que Joselito Adame ha recibido de capa a su primero, al que echaron, fijándolo con tres soberbias y mandonas verónicas rodilla en tierra con aire de otros tiempos y la estocada al que le sustituyó. Me sobran también las pedresinas y las manoletinas, sinceramente no sé porqué las da. Buen inicio de faena a su segundo, el más inválido de la tarde, con ayudados por alto que no evitaron el desplome del toro. Mantiene cartel en Madrid el hidrocálido.

Pepe Moral estuvo muy en novillero, con voluntad y con ganas, pero adolece de rodaje. Estuvo a punto de tener un percance serio con la peste de la pedresina, que parece que ya es el inicio de faena canónico en esta plaza, y mató de dos estocadas desprendidas atacando al toro en rectitud y haciendo la suerte.
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