jueves, 10 de septiembre de 2009

TOREROS DE VALLADOLID: ROBERTO DOMINGUEZ

La mirada del apoderado


RECORDANDO A ROBERTO








Hemeroteca:

Roberto Dominguez, treinta años de alternativa

SANTOS GARCÍA CATALÁN
ABC.-19-8-2002
QUIERO que sepas que voy a ser torero». Fueron palabras emotivas y llenas de ilusión al brindar el primer toro de su vida a su padre. Fue el día 20 de agosto de 1972 en Palma de Mallorca.

Son frases extraídas del libro «Roberto a Secas» que uno tuvo el placer de escribir cuando se cumplía el veinte aniversario de la alternativa del torero más importante que ha dado Valladolid: Roberto Domínguez.

Y ya han pasado 30 años, maestro. Tú, con una preciosa esposa que te ha dado una hermosa hija y yo, abuelo. Angelita, tu madre, sigue espléndida y tan solo echamos de menos al bueno de tu padre; Félix se nos fue a pesar del celo que pusiste en conservar su vida a toda costa al ponerlo en manos del Dr.Valcarreres. Pero la vida y el tiempo son inexorables y tienen sus dosis de crueldad como la desaparición de los seres queridos.

Pero maestro es que han pasado 30 años. Sin embargo hace unos días pude saludarte y comprobé que te mantienes como un junco. Vamos que estás para reaparecer. Pero claro con lo feliz que se te veía con Maite y vuestra hija, paseando en un día cualquiera por el barrio que te vio nacer, quien va a pensar en reapariciones. Aunque quizás dabas el golpe; con tu inmejorable aspecto físico y con tu clase y poder, tal y como está el toreo y los toros, más de un empresario te lo iba a agradecer. Te aseguro que te lo ibas a llevar crudo.

Dejemos las cosas como están que a ti te ha sonreído la vida con tus acertadas inversiones, tu finca, tus toros - me han dicho que te han regalado algún jandilla que otro - y tus incursiones televisivas que te permiten seguir de cerca la Fiesta y mantenerte informado e informando, más bien diría sentando cátedra como en ti ha sido siempre habitual junto a otro vallisoletano - Fernando Fernández Román - que tuvo el acierto de encontrar a la persona idónea, a pesar de las controversias que siempre se suscitan cuando alguien opina de cualquier materia. Y no digamos de toros. Un día prometiste sacar a la luz un montón de folios desordenados en los que contabas muchas interioridades de la Fiesta, a lo mejor es el momento de publicarlo.

Pero volvamos a tu alternativa. El día 20 de agosto de 1972, en el Coliseo Balear, una de las plazas más bonitas del orbe taurino, se inició la carrera de un novillero vallisoletano de 21 años, que algunos taurinos lo recordaban por su tío Fernando.
El cartel era de rabiosa actualidad con Manzanares y Robles, aupados por el éxito en su etapa de novilleros, lidiando una corrida de Cebada Gago que entonces se «dejaba» y era más apetecida por los matadores.

Una carrera la tuya, Roberto, que no fue de rosas, tuviste que luchar mucho contra tí mismo. Pero tu tenacidad y sacrificio, con la ayuda inestimable de toda tu familia, te llevó al éxito y a las cotas que siempre habías soñado.

Roberto Domínguez serás recordado siempre como una figura del toreo que marcó dos épocas durante los veinte años que estuviste en activo: la del toreo clásico y ortodoxo y la del toreo poderoso y dominador. Y en ambas siempre predominó tu torería. Casi nada. Felicidades, maestro.



Roberto Domínguez
Verde esperanza frente a seis Victorino en Las Ventas

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"El Pais" : Madrid - 26/06/1989.- ROCÍO GARCÍA, -
De color verde esperanza será el traje que hoy luzca Roberto Domínguez para lidiar en solitario, en la plaza de Las Ventas de Madrid, seis toros de Victorino.

Será la primera vez que se enfrente a seis Victorino y la segunda que aparezca como único torero en una plaza. Este reto lo afronta como todo, con espíritu ganador.
"Estoy en el mejor momento de mi carrera. Yo no lo he buscado, me lo han ofrecido y lo he aceptado. Para conseguir algo importante hay que arriesgar", dice este vallisoletano de 38 años, de buen porte y sonrisa clara.

No va de torero por la vida. Sólo es torero dentro de la plaza, delante del toro. Huye de la hipocresía que, según él, rodea el mundo de los toros por una razón que explica de manera muy clara: "Antes de la corrida hay una habitación llena de gente esperando que triunfes; luego se vacía de manera espectacular".
Roberto Domínguez lleva 17 años de matador de toros, y dice que lo único que le interesa es el espectáculo en la plaza, el toro en la plaza.

Califica al mundo torero de duro e inhumano. "Un torero, además de su éxito, necesita de la no excesiva brillantez de los demás. Si tú cortas una oreja y tu compañero también, tu éxito pasa más inadvertido que si eres tú solo el que triunfas. Eso es inhumano, no pasa en ningún deporte ni en ningún espectáculo".

Dicen de él que es un ligón y que además representa al intelectual del toreo. A lo primero contesta que lo intenta. "Soy un buen aficionado, pero no me jalo una rosca.
Durante la temporada tengo tanto miedo y tantas preocupaciones encima que no tengo humor. A mí no me persiguen las mujeres, sino que persigo yo".

Reconoce que la figura del torero crea un magnetismo especial, sobre todo entre las mujeres, aunque apostilla que "la mujer se acerca al traje de luces pensado que es de oro, cuando no sabe que no está bordado en oro".

Su antigua amistad con Carmen Posadas, actual mujer del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, desató hace pocos meses su aureola de mujeriego, unida a su vena intelectual.

"Me da rabia que digan que soy intelectual. Además, cuando me traten y se den cuenta de que no lo soy se van a llevar un chasco", dice Roberto Domínguez, que estudió dos años de Arquitectura antes de decidirse definitivamente por el toreo y que se rebela contra quienes se asombran de que un torero como él esté leyendo Historia del tiempo, del flisico Stephen Hawkings.

Le gustaría viajar en uno de esos grandes coches de los toreros de antes, pero lo hace en un Golf; se confiesa religioso y lleva una medalla de la Virgen de la Soledad que perteneció a su tío el famoso matador de toros Fernando Domínguez.

Dice que el verdadero valor de un torero estriba en aguantar y sobreponerse al miedo. "Si yo pensara en algún momento que tengo posibilidad de perder la vida no saldría a la plaza. No soy tonto. Sé que puede pasar, pero siempre salgo con espíritu de ganador". Cuando torea grita al toro. Es una manera de espantar al miedo. "En la plaza no veo a la gente, veo sólo masa, pero oigo todo, soy tremendamente receptivo".

A la pregunta de cómo explicaría la fiesta de los toros a los detractores en la Comunidad Europea, a la que se homenajea hoy con esta corrida que coincide con los actos del final de la presidencia española en la CE, responde Roberto Domínguez: "Es una cuestión de sensibilidad".

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