domingo, 6 de junio de 2010

MADRID, 6ª DE ANIVERSARIO.- CON LA VENIA: LA TALANQUERA FELIZ / Por Bocanegra

Juan Bautista
-Fotografía: Ricardo R. Relvas-



LA TALANQUERA FELIZ



-Por Bocanegra-




Madrid. 6 de Junio de 2010


"Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo..."


Según la cita evangélica la feliz talanquera venteña quedaría emplazada a ser llamada por el altísimo a su seno para premiarle su buena acción de sacar a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de Madrid –dicen que la primera del mundo- al torero francés Juan Bautista.



Al bueno de Trinidad, uno y trino entre los vulgares mortales del palco de la presidencia de Las Ventas del Espíritu Santo – en tiempos valorada como riguroso tribunal- se le ablandaría el corazón con el blonde gabachito y se unió en comunión a esa legión jocosa, y dicharachera.


No sería preciso desearles que la atención divina les señalara el tránsito a la otra orilla, y que su recompensa, de momento, haya consistido en lo terrenal de vivir un bonito día de toros, rememorando el divertido ambiente de aquellas veraniegas plazas de la costa catalana con aluvión de vecinos galos.



Aunque visto lo visto, el único que se merecería estar sentado junto al padre sería, precisamente, el bueno de Trinidad.


La juerga de ayer de la plebe talanqueril obedecería más a su condición indocta, con el habitual derrame de imposición populachera imperante en la aciaga vida cotidiana, que al pretendido buenismo de moda que lidera la perversión de valores, incluidos los que conforman el fundamento de una plaza como la de Madrid.


Juan Bautista no estuvo mal. Es decir, estuvo bien y a veces hasta muy bien. El disfrute del público con las ovacionadas faenas era patente y legítimo, el espectáculo estaba servido. Sin embargo, la tradicional afición venteña siempre supo valorar la labor de los toreros en justa relación con la condición de los toros que lidiaban, y eso ayer no ocurrió. El lote de “El Cortijillo” -Hnos. Lozano- de Juan Bautista, con su brava embestida a la muleta, y con su nobleza a raudales, ofreció tales posibilidades que el diestro francés no supo aprovechar en la medida que se merecía.


Pero....el público se excede y el presidente accede.
A hombros se llevaron a Juan Bautista, hacia la calle de Alcalá por la puerta grande de la catedral del toreo.



Sangre, sudor, y lágrimas, han tenido que sufrir otros toreros para recibir el mismo premio.


Y la talanquera tan feliz….



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