lunes, 7 de junio de 2010

DIARIO ÍNTIMO DE UN FEO / Por Carlos Ruiz Villasuso

Esperanza Aguirre
Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid


DIARIO ÍNTIMO DE UN FEO


Por Carlos Ruiz Villasuso
Madrid.-7 de Junio de 2010

Ya se lo había advertido el doctor, pero mi mamá pidió que saliera. Que sabrán de belleza las ecografías, doctor Salí tan feo que la comadrona me tiró entre los descartes y al médico le dio la placenta. Como no lloraba ni le encontraban las nalgas, cayeron en el error. Angelito. Ya en su regazo, mami dudó si darme el pecho o darme la espalda. Mi papá se fugó a la selva por unos años. Cien. Y se llevó a la rusa de servicio. Amá se quedó sin habla: de feo pasé a íncubo en un mes. Tito Ballesteros, tita Espe y tito Nacho González fueron los únicos que hablaban bien de mi. No es feo, es distinto. A mi me gusta, mucho, decía Pedro. Me dijo hasta guapo cuando nací. Dada su credibilidad le dijeron: tápate. Nací con cara de Porfirio, pero me pusieron Isidro. Feo, íncubo, triste y más horrible en la medida que fui creciendo, tarde a tarde. Llamaron a un exorcista y no dio resultado. Sólo me hacían fotos al lado de más feos, tipo el hombre elefante, para disimular. Me melancolicé. Y entonces me regalaron los caballitos. Que alegría. Mira donde, en mi último día, ni los caballitos me sacaron del todo de la plomada. Soy feo.
Ni los caballos me fueron fieles a última hora. Unos por pinchar abortaron la alegría que les precedía, Cartagena y Ventura. El pobre Diego no consigue hacer tres seguidas en Madrid, a lo pior soy un feo gafe. Lupi, un joven alto y que abrió plaza no salió porque no podía salir. Era como de otro mundo, bien plantado en el caballo, pero quizá muy nuevo para un lince como Cartagena y un huracán como Ventura. Da esta fealdad intrínseca y genética me sacaron a veces las risas los toros que he visto algunas tardes, sobre todo los que le dicen de encaste murube, con los que los caballos se lo pasan pipa y yo con los caballos. Los del último día, de Bohórquez, se dejaron hacer. Eran grandes y pesaban mucho, no como yo, que menguo. Ballesteros, en su afán positivista dice en voz alta que tranquilos, Espe, Nacho, que esto va a ser como El Extraño Caso de Benjamín Batton. O sea, que soy Brad Pitt. Tápate, le recriminó tita Espe.

La voz del pueblo....

Para guapos los caballos de Ventura que ha sacado en la feria, cerca de veinte. Hoy me sacó de la melancolía por tercera vez, sobre todo cuando lo del quinto toro, que fue alto, con caja y de celo justo, que es lo contrario que mi apá tiene con la rusa que se fugó. Yo fui una excusa. Bueno, que Ventura se fue a portagayola montando a Girasol y no le importó que se le viniera cruzado cuando el rejón de castigo. Yo mismo soy un castigo y un rejón. No fue fácil el toro, porque había que llegarle mucho. No como a mi que se me ve desde hace un mes. Pero Orobroy se lo pasó por dentro, cerca de las tablas, por uno y otro pitón clavando reunido y de poder a poder. Y cuando sacó a Wellintong hizo dos quiebros de un riesgo milimétrico. Todo lo que hizo fue para quitarme esta melancolía a la que no sobrevivo, las cortas, el teléfono los adornos. Pero pinchó. No pinchó al tercero, un toro sin galope ni tranco y de corto celo, al que le sacó buen beneficio con Revuelo y con Morante, ese caballo que le tira mordiscos al toro. A mi tito Pedro me regaló un perro pero mejor se lo llevaron. Lloraba o me mordía al verme. Como Morante. Soy feo.

Cartagena es alegre. Fue una buena idea poner a Cartagena en mi último día porque da vida. Y es valiente. Mucho. Estuvo muy bien en el segundo toro, que tuvo buen son, aunque no mucha raza para continuarlo, pero dejó ceñirse a Andy que le llegó muy bien a la cara y salió con piruetas ceñidas montando a Cañero. O con Magno, dejándoselo llegar muy cerca para encelarlo. Lo cuento porque lo de los caballos ha sido mi alegría. La que nos dío al violín con las cortas. Pero pinchó. Le cortó una oreja a al otro toro, que quiso saltar al callejón.

Tito Pedro debía de andar por ahí. No le pierdas la cara nunca a los toros, me dice, Isidrito. Pero con Maravilla fue de menos a más en banderillas, ajustándose o tirando del recurso del violín por los adentros o con Pericalvo, caballo fino que le supo llegar al de Bohórquez. Tardó en morir el toro, de rejón bajo, pero cortó oreja. Mi apá me manda sms y dice que el que está cortando orejas es él. Le van a repetir, me dice.

Lupi no fue igual. Claro, la espesura del peso. El de la plaza. Un toro fue manejable y él estuvo nervioso, con una forma de lidiar distinta, lejos de lo que acostumbramos a ver por aquí. Sin ajuste muchas veces. En el sexto mejoró algo, pero siempre dio la impresión de que no iba a sacarme de la melancolía. Nací feo. Esa simpatía que siento por tito Pedro por llamarme guapo se está transformando en mala leche. Ahora que caigo lo mismo no soy de mi apá, que es bien guapo. De quien soy hijo busco parecido.

Andy cartagena, Diego Ventura, y Manuel Lupi

(Fotografía: mundotoro.com)

Plaza de toros de Las Ventas. Lleno. Último festejo de la Feria del Aniversario. Toros de Fermín Bohórquez. Andy Cartagena, ovación y oreja; Diego Ventura, oreja y ovación y Manuel Lupi, que confirmaba alternativa, silencio y saludos por su cuenta.

Fuente: mundotoro.com

Otras fotografías: Archivo del administrador














































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