miércoles, 30 de junio de 2010

EL CALLEJÓN / Por Antolín Castro

Los micrófonos conviven cuando está el toro en el ruedo, visible en un brindis



Antolín Castro
España

El callejón de una plaza nos parece un lugar muy serio para que se llene de figurantes. El callejón de una plaza solo debe ser habitado por profesionales. Y estos podrán serlo de las distintas actividades que conforman el quehacer en una tarde de toros. Si es la primera plaza del mundo, como con el trapío de los toros, la responsabilidad de los toreros, etc., con mucho más motivo.

Seguramente a nadie le extraña ver en el callejón a toreros de oro y de plata, picadores, mayoral de la ganadería o incluso el propio ganadero, empresario, apoderados de los toreros, monosabios, areneros, mozos de espada, mulilleros, administradores de puyas y banderillas, torilero, encargados de puertas, médicos de la enfermería, alguacilillos, fotógrafos de prensa, policías de servicio y casi pare usted de contar.

Los micrófonos conviven cuando está el toro en el ruedo, visible en un brindis
Cuando los festejos son televisados por allí estarán cámaras y reporteros micrófono en mano. En muchas plazas pueden verse cronistas taurinos ya sean de prensa escrita o radio, pero no es indispensable que se les habilite ese lugar. Por supuesto, salvo los toreros y sus mozos de espadas y poca gente más, todos deben estar a resguardo en los burladeros interiores, a buen recaudo, cuando se produce la lidia de los toros. Pues no es así habitualmente y suelen llenarse de gentes que no cumplen función alguna y que además suelen entrar de gañote y para dejarse ver un poquito mientras presumen de sus influencias.

Dicho todo esto como posición de partida, este pasado domingo se produjo un incidente en el callejón de la plaza de toros de Las Ventas, cuando el reportero de Telemadrid, que retransmitía la corrida, fue expulsado del callejón a empujones, y le abrieron las correspondientes diligencias, por dos policías uniformados a instancias del delegado gubernativo D. Juan José Niño. El motivo no fue otro que hacer su labor periodística de entrevistar al matador Frascuelo.

Había sido advertido previamente de que esa labor no podía hacerla estando un toro en el ruedo y con discreción, dado que en los intermedios pone anuncios la cadena, lo hacía mas o menos a cubierto estando el toro en la arena. Cierto que está prohibida esa situación, pero no es menos cierto que se cumple en un escaso tiempo y por quien ya lleva años ejerciendo dicha actividad profesional; por tanto, sin ningún exceso.

Entendemos que se sobrepasó con creces la actuación policial, dado lo sucedido y los antecedentes que sobre ese menester existen en esta plaza y muchas otras. No es que fuera con el micrófono de un lado para otro en actitud desafiante a la orden recibida, sino que pretendía cubrir la información que la retransmisión demandaba. El delegado gubernativo está para lo que está y no se discute, pero las formas no pueden ser las mismas para un espontáneo que para quien ejerce una labor periodística de forma puntual.

Dado el movimiento que solemos ver en las plazas con gente que lo mismo saca un pañuelo que una fotito para enseñar a los amigos no podemos por menos que solidarizarnos con el reportero José Luis Ramón que fue quien sufrió en sus carnes el acoso y casi derribo. Hablando de fotos, OyT sufre el no poder situar a nuestros compañeros fotógrafos en el callejón porque se tienen limitados esos puestos a una docena. Para ilustración del lector digamos que existen, a ojo, cinco o seis docenas para personajes, personajillos y personajetas en Las Ventas.

Tampoco queremos dejar de señalar que el comentarista de la cadena, Miguel Ángel Moncholi, también sobrepasaba la norma, según nuestro criterio, al utilizar reiterada y despectivamente el apodo de Billy El Niño para nombrar al delegado, incluso llegando a utilizar algún otro calificativo subido de indignación, pero también de tono. Le asistiría la razón de protesta, como al delegado con su petición de no realizar trabajo con el toro en la arena, pero las formas podían y debían haber sido diferentes.

El callejón es lugar de estancia, repito, de los profesionales acreditados para estar allí, entre los que se encuentra el periodista taurino de televisión y que la desmedida actuación de un policía hizo que el foco en ese festejo estuviera fuera de lo que sucedía en el ruedo. Buena ocasión para poner orden, de verdad, en las personas que deben habitar esos espacios.


Fuente: 0pinionytoros.com

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