viernes, 11 de febrero de 2011

EL PESO DEL PESIMISMO Y LOS TOROS / Aquilino Sánchez Nodal

                         EL PESO DEL PESIMISMO Y LOS TOROS

 Aquilino Sánchez Nodal
     Los representantes del partido de este desgobierno quieren suprimir las corridas de toros y someten a los ciudadanos españoles sin necesidad de ofrecer explicación alguna. Decretan, obligan, prohiben y saquean sin vergüenza ni escrúpulos a las gentes que no son de su secta. La ubre está seca, solo quedaban las gotas que han robado los nacionalistas catalanes en la última visita al traidor Inca paz. Llegara a ofrecer la banqueta en que se sienta para seguir siendo el dueño de la raquítica vaca hasta que muera. Resaltan los manifiestos en sus arengas de embustes para provocar a sus fieras incondicionales, sindicalistas corruptos, turba asesina y demás agitadores que quieren encerrar en checas a las gentes libres de España. No hay nada que deteste más que el hedor de las mentiras. Por estos pastos rumian los asesinos del 11 M con chofer y escolta. Los infiltrados del Faisán con credenciales del ministerio del interior. Los desalmados que nos llevan al caos por el desempleo y aún los votan. Los criminales de la eta liberados en busca del voto nazionalsocialista del terror. Los jueces en “garzoncillos” y fiscales mercaderes de su putrefacto destino … Y todos pagados con nuestros impuesto y multas. En la memoria histórica de la izquierda gobernante no tienen un solo recuerdo de sus padres y de su infancia cantando el Cara al Sol con el brazo derecho extendido para trepar por la pernera de Franco. Nos han vuelto a mostrar su horrible cara de ladrones y el estado de pobreza e injusticia necesarios para confinarnos en un corral insalubre físico y moral. El peso del pesimismo es la expresión de la sociedad española.

     En el asunto taurino se han lucido y han ido más lejos en la división. Los toreros VIP contra el resto, los subalternos “colocaos” desprecian a los “libres”. Los ganaderos “vendedores”, a terminar con todas las ganaderías restantes. Los grupos bien definidos y la guerra política para acabar con la Fiesta, están servidos. ¡Nunca había sucedido un caos taurino de estas dimensiones en toda la Historia de la tauromaquia!. … ¿Y los lindos animalitos?.

     No hay nada tan grandioso, ni espantable a la par, como la lucha de dos toros, de dos fieras que se acometen sin cesar en busca del punto vulnerable del enemigo para hundir en él los afilados pitones. Hemos escuchados muchas alusiones a la tranquilidad del toro y su fiereza dormida hasta que se le hostiga sañudamente. Los ignorantes reciben esta cuestión lisa y llanamente en sintonía con la defensa de sus cariñosas mascotas y la afirmación de que embisten para defenderse. Los aficionados estamos en la obligación de demostrar lo poco que tiene el toro bravo de inofensivo, incluso en el sosiego del campo en libertad. El espejismo surge con la aparente docilidad del toro en la dehesa por su caminar cachazudamente mientras florea la hierba tierna y bate su cola para ahuyentar las cansinas moscas. Muchos eruditos a los que admiro y quiero creer, han escrito demasiado respecto a las tranquilas condiciones del toro bravo e incluso han llegado a asegurar con autoridad en la materia, que los toros son animales cobardes que huyen ante el hombre, que solo arremeten cuando son provocado sin tregua y de forma dolorosa. Entonces surge la primera pregunta: ¿Por qué luchan y se matan los toros?. No solo en el campo, sino en los corrales e incluso en medio del ruedo al ser desencajonados?. Estas batallas no son únicamente en épocas de celo, la pelea a muerte puede suceder en cualquier instante.

     Plaza de toros de Carabanchel, Vista Alegre, se suelta una corrida para enchiquerar desde el ruedo. Sin motivo, simple carácter, dos toros se acometen brutalmente hasta la muerte de uno. No sé porque suceden estos enfrentamientos entre hermanos de camada, pero es el mismo instinto asesino que demuestran algunos políticos en el poder que están destruyendo España, sin motivo ni provocación, simplemente como los toros, es su carácter.

     El toro se ha estudiado desde todos los ángulos posibles, morfológica, psicológica, física y químicamente pero nada sabemos de su alma, su conciencia o las facultades para discernir el bien del mal. Existen toros mansos que tienen apariencia de cobardes pero contrariamente a Rubalcaba, “si le pierdes la cara te la clava”, en el ruedo resultan extraordinarios para la lidia, bravos y nobles. En cambio otros que son violentos y peleones en el campo, “ese no puede fallar”, que tienen atemorizados a los demás con su apariencia amenazante atemoriza a sus hermanos, como el “Rasputín Alquimista”, y en la plaza son traidores, cobardes, enmascaran sus malvadas intenciones y embisten al cuerpo en clara demostración de  criminalidad. Estos individuos embusteros, sean hombres o toros, aprovechan cualquier ocasión de que disponen para cornear con saña y furia contra los derechos de los demás, sean hombres o toros. Al final provocan su propia destrucción como escribió Juan Pedro Domecq en sus “Poesías Camperas”:

El atrevido guerrero,
acobardado y cansino,
se aleja poquito a poco
cojitranco y malherido,
las centellas de sus ojos
con fulgores mortecinos
y en la garganta reseca
un lastimero mugido.
¡Negro toro, gran guerrero
de albaceteños cuchillos …!
ya acabaron tus bravatas,
ya murió tu poderío.
¡Gritos de guerra en el aire
pregonan que estás vencido!
¡Fanfarrón de la camada
mal te fue tu desafío!.

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