jueves, 16 de septiembre de 2010

La idea de fiesta / Por I. Ruiz Quintano

En Arganzuela los guarros a los suyo


LA IDEA DE FIESTA
IGNACIO RUIZ QUINTANO
Día 16/09/2010
ABC

Si lees dos veces el dazibao que las fuerzas de progreso madrileñas han lanzado contra las fiestas de Arganzuela te das cuenta de que no es ninguna tontería. La izquierda intelectual denuncia «exaltación de la tauromaquia», y podía creerse que la cosa iba por José Manuel Soto, que ha cantado en las fiestas de la Melonera y que, en efecto, mantiene relaciones de amistad con toreros. Pero, al indagar un poco más, aparece que, en sus inicios, los Fórmula V, que han sido las estrellas de las fiestas, además de amenizar los bailes de los pueblos con «Cae la nieve» y «Twist and Shout», ponían música «al paseíllo de los toreros y a los cambios de tercio en las corridas», con lo que se confirma que la izquierda no va desencaminada en su denuncia y que cuenta con más pensadores de los que se le atribuyen.
¿Qué le decía Juan Ramón a «Platero» aquella tarde en que había toros en el pueblo y todo él estaba ruidoso de algazara y fragante de cuadra y aguardiente?
«Nos vamos por la calleja al campo, como el año pasado... ¡Qué hermoso el campo en estos días de fiesta en que todos lo abandonan!»
De aquí los juanramonianos concluyen que la moral poética consiste en eso: irse, a solas, al campo en los días en que el pueblo se llena de fiesta municipal. Como en Madrid no hay campo, si llaman a fiesta, la izquierda, que ahora se ha hecho de «Platero» —no de Juan Ramón—, y estoy pensando en el concejal Morcillo, se va a la huelga general. «¡Qué hermosa la huelga general en estos días en que no hay trabajo!»
Bien se dice en el dazibao de Arganzuela:
«El Madrid actual (se refieren al de Gallardón, no al de Florentino Pérez) es consecuencia del desarrollo siniestro del capitalismo, y una de sus víctimas inevitables son las fiestas populares... Las fiestas populares representan importantes ámbitos de lucha...» Etcétera.
Las de Arganzuela coinciden con la «Noche en Blanco», huyendo de la cual todo el mundo acaba en Arganzuela.

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