jueves, 29 de julio de 2010

La marquesa / Por Ignacio Ruiz Quintano

María del Pilar González del Valle, Marquesa de Vega de Anzo


La marquesa


Lo que la marquesa de Parabere es en los pucheros, era la marquesa Vega de Anzo en los toros, o sea, la marquesa del taurineo, en el más noble sentido de la expresión .

IGNACIO RUIZ QUINTANO
Día 29/07/2010
En Barcelona prohíben los toros («¡la Santa Espina me pone la piel de gallina!») y en Madrid echan del Consejillo Taurino de la Comunidad a la marquesa.

«La marquesa», en Madrid, es como Simancas llamaba a Esperanza Aguirre, pero no es Esperanza Aguirre, que en cualquier caso tampoco es marquesa ni sabe gran cosa de toros, la despedida del Consejillo Taurino, sino Pilar Vega de Anzo, que se opuso a la prórroga de la empresa de Las Ventas.

Lo que la marquesa de Parabere es en los pucheros, era la marquesa Vega de Anzo en los toros, o sea, la marquesa del taurineo, en el más noble sentido de la expresión. Chesterton no veía servilismo en esa literatura popular inglesa que hace que todos sus marqueses midan un metro noventa:

«Es esnob, pero no es servil. Su exageración se basa en una admiración exuberante y honesta».

En la literatura taurina del día a día, también la marquesa Vega de Anzo mide un metro noventa, que es una forma de decir que mide infinitamente más que cualquiera de los tipos que la han destituido de su cargo por oponerse a la prórroga de la empresa y, de paso, por poncista, ahora que todo el petardeo político gira en torno del Emo de Galapagar, que han colocado en la gerencia a un biógrafo de Tomás (que también lo es del Che, ídolo, por cierto, de Castella), pasando el veterinario Ballesteros, su antecesor, a asesorar culturalmente al consejero de Cultura de Madrid.

Abella, se llama el gerente, y es catalán, pero valiente: cuando en el programa de mano de la goyesca de mayo el consejero de Cultura hablaba de «la evocación del 2 de Mayo de 1812», los guasones pensaron que se trataba de una errata por exceso de liberalismo gaditano, y fue Abella quien echó la pata adelante para hacerse cargo de la errata como verdadero autor del artículo. «Ni que decir tiene que el consejero sabe que el año bueno es 1808», me dijo. De años, no sé; pero de toros, en ese sitio, la que sabía era la marquesa. Y la han echado.
La marquesa con Enrique Ponce, Charo Pérez, y Adolfo Suárez

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