jueves, 15 de julio de 2010

July y las manos que mecen la cuna / Por José Ramón Márquez




José Ramón Márquez


Jueves, 15 de Julio de 2010
El morbo de hoy lo traía, como es natural, el buenazo de July. La prensa seria nos informa de que hizo el paseíllo ‘infiltrado’, que es algo que suena un rato mal, como a algo de la época de la guerra fría. El morbo estribaba en comprobar el efecto del arreón del otro día sobre la importancia del torero. Hoy, al parecer, no hubo robo, dado que no hubo opción al triunfo entre lo de la infiltración y lo de los toros, que eran muy malos, según parece.
A mí me gusta ver lo que se ha escrito. Ya he dicho alguna vez que no soporto este espectáculo en televisión. Si lo comenta Moncholi aún tiene un pase, porque es como si los toros te los explican Pompoff y Tedy y te pegas una de reír que te arregla el sopor de la retransmisión, pero si sale el Dr. Zaius y sus monitos amaestrados es como caundo vas con el carrito por las estanterías del Carrefour viendo los precios y las ofertas, o cuando te llaman a casa para que te apuntes a otro ADSL.
Bueno, pues sobre el primero de July todo el mundo está de acuerdo en que el toro estaba fofo e hinchado. ¡Qué cosas! El toro que esta mañana trotaba por la Estafeta hecho un jabato, por la tarde estaba hecho unos zorros. O sea que con el toro hecho cisco y con el torero lo mismo, más que una corrida parecía aquello el ambulatorio de García Noblejas, que sólo faltaba el SAMUR con sus sirenitas de colores. De la condición del segundo apenas vislumbramos en los relatos otra cosa que la falta de interés del burel en la muleta y en su portador.
¿Y la importancia?
No hay que desesperar, que estando July siempre aparece esa entrañable diosa. Informa Burladero.com de que el toro estuvo ‘frustrando al torero que de nuevo se despachó con otra estocada importante’. ¡Uff! Menos mal que aún hay gente con principios.
El torero despachó su rabia de chiquillo en el púlpito del Dr. Zaius contra el robo del que había sido objeto en su anterior comparecencia; dijo: “Lo de los presidentes cada vez me afecta menos”, justamente para que podamos apreciar que le importa la cosa, y mucho. También explicó que él cree que ‘estamos en manos de gente que no tiene respeto y no saben lo que es esta profesión’ y apostilló: ‘No me gusta en manos de quien estamos’. Críptico mensaje que lo mismo podría ir dirigido a los taurinos que a más de la mitad de los ganaderos de bravo, que a los empresarios, que a una buena ración de subalternos o a casi todos los picadores, que a un buen puñado de matadores de alternativa e incluso a su propio padre, Don Julián, pero que va dirigido, por el contexto, a los presidentes esos que cada vez le afectan menos.
En cualquier caso mi pregunta esencial con respecto a July sigue siendo ésta: ¿Por qué razón tendrá este hombre y todo el mundillo que le circunda esta obsesión con las malditas orejas? Pues yo creo que porque eso es lo único que puede presentar. Toreo no trae, aunque le tunda al toro a pases; como dijo el eminente asesor de Pamplona: ‘Duende no tiene y torea despegado’; pues eso lo quiere sustituir por orejas, por sacos de orejas, ya que de sus grandiosas faenas sólo queda el cómputo de aquellas orejas, su Guiness de las orejas sin sentido y sin sustancia. Y además, para sus aduladores revistosos del puchero, les vienen genial los robos de los que es objeto Julián, porque de esa forma pueden emplear el folio en insultar al presidente y así se evitan el tener que hablar de la prescindible y perfectamente descriptible faena del ninot de Velilla sin quedar mal con él, por lo que pueda pasar.
¿Podrán entender July y los suyos que no hay un solo torero interesante cuya leyenda se base en esa ordinariez de cortar orejas.


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