jueves, 14 de octubre de 2010

El baile ministerial / Por Ricardo Díaz Manresa

"Los 7 Magníficos"

Seguimos con el baile ministerial : de Interior a Cultura. No sabemos los beneficios o perjuicios que reportará. Mientras, ante la sociedad, hay que completar los argumentos para justificar puyas, banderillas y espadas.


El baile ministerial

Ricardo Díaz-Manresa
13-octubre-2010


Sigue el baile ministerial, de Cultura a Interior, de Interior a Cultura. La ministra de ídem no se hace la foto. El ministro de los toros, con más experiencia, tablas y sabiduría, sí se la hace y les promete que el espectáculo taurino pasa a Cultura. La de Cultura titubea y torea. El de Interior está firme. La de Cultura sólo quería ver a los toreros. El de Interior ha admitido en la reunión a otros especialistas. Esperar y ver. El tiempo lo descubre todo.

Cultura tiene una ventaja : reconocer ante el mundo que los toreros son artistas porque crean arte, es decir cultura, hasta ahora sólo avalado oficialmente por las Medallas de Bellas Artes. Eso es lo bueno, lo moderno, lo que va a entrar por los ojos a tantos, lo que puede alejar el concepto de la bestia y la sangre, que está ahí, por el arte, la emoción y el sentimiento, que supera a lo otro y lo hace muchas tardes elevarse a los cielos.


Más beneficios posibles del cambio de ministerio están por ver. Podemos salir de Málaga para entrar en Malagón. Depende, si se hace el traslado, de cómo se organiza, cómo se legisla y cómo se supervisa y si pierden o ganan los derechos de los aficionados.


Entre las asociaciones o grupos taurinos, los que se mueven alguna vez según los medios informativos, hay división de opiniones. O sea, las dos Españas de siempre, incluso dentro del mismo corral.


José Tomás dice que no es fiesta ni es nacional. Cayetano que el de Galapagar está con los siete magníficos que lo están moviendo todo directamente, pero no va. El cantante aficionado Aute divide entre aficionados y marcianos. Uno de la Mesa del Toro dice que sí y otro de la misma Mesa que no. Esplá empieza a largar y debería estar un poco calladito porque ha liado en lugar de aclarar. Y que piense que, para no enredarla, como la del hijo de Paquirri, muchos se han callado por su medalla. Hablar hubiera perjudicado más al toreo. Al de Alicante le gusta largar y es ingenioso, pero debe ser oportuno y positivo.


Recuerdo lo de Cervantes, creo que es de él : Si hablas mucho, aunque hables bien, serás hablador y dificultoso es que hables bien hablando mucho.


Estamos en tiempo de prudencia. De los partidos en la España de hoy ya se sabe lo que podemos esperar. Incluso que nos creen muchos problemas e irritaciones. Pocos cumplen su palabra.


Es cierto que la sociedad española está convulsa, también en los toros, y no voy a repetir lo de Ortega y Gasset, pero parece que otra vez es verdad. Hay más antitaurinos que nunca en muchos años, que saben dónde tocar y remueven los sentimientos animalistas de parte de esa sociedad para la que los animales son lo primero, como uno más de la familia y es verdad también que los taurinos esgrimen pocos argumentos y recuerdan -sobre todo y está bien- el patrimonio internacional que representa la música, la escultura, la pintura, la literatura etc derivada de los toros, pero ante la sangre derramada no convencen. Lo del patrimonio cultural es indiscutible, pero hay que razonar por qué se hace lo otro.


El nacionalista y dañino de Ciu, Más, se quejaba hace poco ante Carlos Herrera de que los toros de los violentos e interminables carrebous sufrían menos que los toros de las corridas porque hay muerte. No lo sé porque nunca he sido toro, igual otros sí, pero -si sufrieran tanto- la corrida se terminaba en el primer puyazo. No había quien les diera el segundo, no repetirían en banderillas y, por supuesto, el segundo espadazo no lo admitían ni con barrena. Pues bien, Carlos Herrera, por todo argumento, le recordó que los catalanes (después de asarlos vivos) se comían los caracoles… Vamos a olvidarnos del tú más –y más delante de Más- y a coger el toro por los cuernos y explicarlo.


Expertos han dicho que en veinte minutos el toro no sufre, que siente calor, lo que es difícil de demostrar a los cerriles de enfrente. Es como te dan un tiro : afirman que el dolor llega cuando pasa el tiempo y se enfría la herida -no lo sé- y en la plaza no da tiempo. Mueren antes.


Pero que insistan. Este es el argumento que tienen que añadir al patrimonio internacional taurino artístico y cultural.


Los de la murga dictatorial se aferran al sufrimiento supuesto y a la más supuesta tortura…


Mientras, sigue el baile, que no es un buen concepto taurino. Pero los siete magníficos, que parecen modelos del Corty dispuestos a empezar la danza, parecen siete pinceles, dan la impresión de estar dispuestos así a entrar en

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