jueves, 26 de mayo de 2011

Castella se lleva sólo una oreja de un toro de dos / Por Juan Miguel Núñez

Fotografía: Luis M. Sánchez

Castella se lleva sólo una oreja de un toro de dos

Juan Miguel Núñez

Madrid, 25 may (EFE).- Una oreja para Sebastián Castella, pobre balance si se tiene en cuenta la calidad del toro que le tocó en suerte, nunca mejor dicho lo de la suerte, pues era toro de dos, en la llamada "Corrida de la Prensa", correspondiente a la Feria de San Isidro aunque fuera del abono.

CUANDO UN TRIUNFO NO ES TAL
El francés Castella ha cortado una oreja, pero eso no quiere decir que haya triunfado. No se le puede aplaudir por llevarse una oreja donde había claramente dos. Así que, aunque parezca paradójico, el triunfo no es tal.

Y en contraste, el toro. Extraordinario toro por los dos pitones, por clase, ritmo y duración. Tuvo además mucha vibración el de Alcurrucén, prestando más importancia aún al quehacer del torero.
Aunque no habría que pasar por alto que el toro se fue suelto en los dos encuentros con el caballo, lo que quiere decir que no fue completo. Sin embargo, hay que ser generoso esta vez con el toro y disculpar esa mansedumbre en el primer tercio, sencillamente porque en la muleta fue extraordinario. Lo que se dice un toro "para el torero", aunque Castella no supiera estar a la altura.
Tampoco es que Castella estuviera mal del todo, sencillamente que no tuvo redondez la faena. No hubo la rotundidad que el toro pedía.
Una actuación prologada con lances a la verónica doblándose con buen estilo. Doblones muy toreros también en la apertura de faena, con remate de un pase del desdén y otro de pecho. Y a partir de ahí el toro a más, arrancándose con mucho ímpetu en todas las distancias, y repitiendo.
Fue larga la faena, pero así y todo seguía el toro "haciendo el avión" cuando sonaba el aviso, antes de montarle la espada
Castella toreó con la muleta adelantada, citando muy sincero. Bien. Pero hubo muchas desigualdades. En una misma tanda, lo mismo por la derecha que al natural, le tropezaba un par de pases, o el torero "escupía" lejos algunas embestidas que pedían más ajuste.
Examinada así la faena, por partes, resulta que no hubo ni una sola tanda de poner la plaza en pie.
Con la espada, sí. Castella supo amarrar lo que de antemano sabía que podía ser una oreja. Se tiró a matar de frente y por derecho, dejando una gran estocada en todo lo alto. Pero más que la vuelta al ruedo paseando la oreja, lo que la gente ovacionó fue el arrastre del toro.
Fue lo más emotivo en la tarde. Pues el mismo Castella, que estuvo muy dispuesto frente al tardo y violento cuarto, ya no resolvió.

Perera sorteó un lote infumable. Descastado, distraído y sin humillar, cuando no reponía las embestidas, el tercero, con el que el hombre estuvo queriendo mucho. El quinto, manso, se quedó también muy entero para la muleta, y fue brusco, "desarrollando", hasta acabar "rajado" en la querencia. Castella, otra vez muy firme, muy capaz, sin embargo, no llegó a estructurar faena. Y lo peor, la espada, en los dos fue un desastre.

Confirmaba el mexicano Joselito Adame, torero que se inició en la profesión en España y sur de Francia. Su carrera, muy esperanzadora por los primeros triunfos acá, se proyecta aún más por las hazañas que ha protagonizado en los dos últimos años en su país, donde prácticamente no se le ha resistido ninguna plaza ni feria importante.
Hoy se le ha visto como un torero muy cuajado, con las ideas muy claras, sobrado de valor y muy capaz. En el toro de la ceremonia acusó un poco los nervios, aunque resolvió todos los imprevistos con mucha suficiencia.
Se anotó un elegante quite por chicuelinas y toreó muy bien al natural en un par de tandas iniciales por el lado derecho (sin "la ayuda", que previamente había perdido en un acosón). Asomó la espada, una pena, pues quién sabe si le hubieran pedido una oreja, o quizás la vuelta al ruedo. En el sexto, que se paró y tuvo su "guasa", Adame estuvo igual de decidido y honesto. EFE

FICHA DEL FESTEJO.-
Toros de Alcurrucén, bien presentados y de juego desigual, los mejores, los dos primeros, sobre todo el segundo, de mucha clase y "transmisión" por los dos pitones, largamente ovacionado. También el primero se movió y tuvo emoción. Los otros cuatro, en distintos niveles de mansedumbre y feo estilo.

Sebastián Castella: estocada (oreja tras aviso); y pinchazo, estocada y descabello (silencio tras aviso).
Miguel Ángel Perera: bajonazo y tres descabellos (silencio); y media tendida y trasera (silencio).
El mexicano Joselito Adame, que confirmaba la alternativa: estocada cruzada que asoma y descabello (ovación); y media (palmas en la despedida).

En cuadrillas, dos buenos pares de Javier Ambel en el segundo, aunque no llegó a saludar.
Espectador de excepción en este festejo, el rey don Juan Carlos, recibió el brindis de los tres espadas en sus respectivos primeros toros, en una barrera del tendido "1", donde le acompañaba el presidente de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid), Fernando González Urbaneja.

La plaza se llenó "hasta la bandera" en tarde agradable.

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