Conocer al toro para amar a la Fiesta:
¿Qué es el trapío?
El trapío lo define Francisco Montes “Paquiro”, en su Tauromaquia, como la finura del toro:
“Para que un toro sea fino, -dice-, ha de reunir el pelo luciente, espeso, sentado y suave al tacto, las piernas secas y nerviosas, con las articulaciones bien pronunciadas y movibles, la pezuña pequeña, corta y redonda; los cuernos fuertes, pequeños, iguales y negros; la cola larga, espesa y fina; los ojos negros y vivos; las orejas vellosas y movibles. Esto es lo que se conoce por buen trapío”.
Y añade el mismo “Paquiro”: “Generalmente cada provincia, y aún, cada casta tiene un trapío particular, y hay algunos aficionados tan inteligentes que rara vez los equivocan.”.
Sabio planteamiento, pues el trapío siempre debe aplicarse en función y referencia al tipo del propio encaste, al que pertenece toro. Y es que, al igual que todos los seres humanos no son iguales, tampoco lo son los toros. Vaya un pequeño ejemplo: Un nórdico se diferencia bien de un latino, y éste a su vez de un sajón. Diferencias que pueden observarse en lo físico y en lo psíquico. Siguiendo entonces con el argumento, no es posible comparar al nórdico de 1’80 de altura, rubio y con ojos azules, con el latino de 1’65, moreno y ojos oscuros. Ambos pueden tener trapío, pero cada cual dentro de las características de su grupo racial.
De esta forma, el trapío del toro puede considerarse como la armonía de hechuras del individuo, dentro de su misma raza. Que nadie asimile, por tanto, que trapío es sólo el peso, la encornadura y sus pitones, su alzada o tamaño, pues aún siéndolo, y formando todo ello parte de su agresiva armonía, no se puede olvidar la obligada referencia al tipo y el cuajo, así como a la presencia ofensiva, – que dé la sensación de temible- que debe tener este bello animal de la naturaleza. Sólo de esta manera, y respetando el carácter subjetivo que más tarde le dé cada cual, puede definirse lo que es el trapío.
Entre las múltiples definiciones de trapío existentes, resulta destacable la del escritor taurino Bruno del Amo, “Recortes”, que, por ser tan completa y exhaustiva, creo que puede considerarse de interés:
“el toro”, – dice-, “es un ser corpulento y de mucha presencia, bien proporcionado y fuerte. De articulaciones bien pronunciadas y flexibles; piel fina (antiguamente se pesaba la piel y podía considerarse fina la que pesaba entre sesenta y ochenta libras, aproximadamente treinta o cuarenta kilos); pelo luciente, lustroso, espeso, liso, igual, sentado, fino, suave y limpio; cabeza poco voluminosa y descarnada; testuz ancho; cuernos bien colocados, fuertes, delgados, lisos, tersos, finos, puntiagudos, de regular tamaño, oscuros, negros o verdinegros; ojos grandes, de fiero mirar, salientes, vivos, brillantes, relucientes y encendidos; orejas pequeñas, vellosas y muy movibles; hocico pequeño, fino, elástico y negro o casi negro; ventanas de la nariz abiertas y dilatadas; cuello flexible, corto, redondo y grueso; morrillo grande, ancho y levantado; papada pequeña; pecho ancho y profundo; vientre deprimido, pero bien desarrollado; dorso marcado, pero llano; lomos finos y rectos; grupa ancha y musculosa; cola alta, delgada, fina y prolongada hasta pasar por los corvejones y espesa al final; ancas ligeramente elevadas; extremidades recias, robustas, nervudas, enjutas, fornidas y lo más rectas y delgadas posible; corvejones bien proporcionados; cuartillas más bien largas; pezuñas más bien pequeñas, bien redondeadas y hendidas, lisas, elásticas, lustrosas y del color de los cuernos o más oscuras y negras; aplomos buenos; órganos de la generación bien desarrollados; dentadura sana y blanca; los sentidos muy desarrollados; movimientos del cuerpo rápidos, enérgicos y desenvueltos; peso de veinticuatro arrobas en canal y edad de cinco a siete años”.
¿Puede existir definición más exacta y bella del toro?. Y concluye “Recortes”:
“Del toro que reúna estas condiciones se dice que tiene buen trapío y será más fino el que más reúna de dichas condiciones y más basto el que reúna menos.”.
Trapío puede tener un toro de Miura, otro de Albaserrada u otro de Tamarón-Conde de la Corte; pero como lo puede tener igualmente uno de Santa Coloma u otro de Contreras. Y habría que insistir en que no es cuestión de peso, pues trapío puede tenerlo un toro de Miura (raza Cabrera) que aguanta más de 600 kgs., que otro de Santa Coloma, (raíz Vistahermosa) que presenta originariamente un menor volumen, alrededor de 450-550 kgs. por poner pesos determinados.
Por eso es tan difícil que la Autoridad, los profesionales taurinos y los mismos aficionados se pongan de acuerdo en este concepto. Confundir trapío con kilos, además de ser inexacto, es un grave error de concepto, que va contra la movilidad, y ésta contra el espectáculo.
Cada toro, cada encaste, cada plaza, debe tener en cuenta, en la elección de sus corridas, sus gustos, pero dentro del orden que establece el concepto de trapío, es decir, las características de cada toro.
Y eso que, el que esto reflexiona considera que la discusión forma parte del aliciente, la tertulia y la discusión taurina. Pero teniendo claros algunos conceptos.
He sentido y visto lo que es EL TRAPIO de un toro, he oido de todo al respecto, lo más disparatado "la definición biométrica" del trapio. Es equivalente a puntuar la gracia y el salero de una persona.
ResponderEliminarHe leido con atención los comentarios que anteceden, y en principio no están nmal, pero yo aporto uno que leí hace tiempo y que me parece que coincide más con hacerte SENTIR Y VER EL TRAPIO. Lo transcribo:
EL TRAPIO
Y qué palabra EL TRAPIO.
Cuando el barbas sale al coso,
un aliento poderoso
calienta a todo el gentío.
Es la fuerza, el nervio, el brío,
la tragedia al descubierto,
el sentido noble, abierto
que, con la boca aún cerrada,
aguanta en pie la estocada,
y respeto inspira, muerto.
(Gerardo Diego, academico)
por la transcripción JJ RUEDA