Luis Abril-dirigente de Telefónica-entrega su premio Paquiro a José Tomás
Feria de vanidades
Pedro Javier Cáceres
Madrid,04/09/2011
El próximo jueves José Tomás aborda, en Valladolid, su antepenúltimo capítulo de su corta temporada de reparación.
Sin eco mediático sobre su tirón , invariable, en sus últimas citas de Ciudad Real y Linares, quizá por las vacaciones o por desprecio subconsciente de la entidad de las plazas, o bien, porque los resultados artísticos no acompañan al boom expansivo, ni tampoco ayuda a los malsanos informadores la ausencia de volteretas y percances —afortunadamente-, ha supuesto que la apología dé otra vuelta de tuerca para regresar al primer plano informativo de telediarios y medios de información general.
Todo al relance de las colas ante las taquillas del Paseo de Zorrilla y los decibelios con que se ha anunciado el agote del boletaje en apenas horas ( el día que se ponen a la venta las entradas sueltas, sin información relevante sobre los días previos en cuanto a renovación de abonos y adquisición de nuevos, ¡ojo al dato!)
Ha sido, igualmente fundamental para su credibilidad, apoyarse en los ¿estudios? particulares de profesores de universidad (con uno basta para el plural mayestático) que se han difundido como identitarios de la Institución (la parte absorbe el todo para que la realidad de los hechos no aborte un titular informativo).
Sin poner en tela de juicio el prestigio y el crédito del muñidor o muñidores y en el supuesto de haber contado con datos de los sectores implicados en la repercusión de incremento de PIB local donde actúa el torero, hubiera sido conveniente completar tan elocuente informe con un trabajo de campo sobre la incidencia en el sector taurino: rentabilidad del empresario y beneficios colaterales para el resto de los profesionales del puntual festejo o del resto
del ciclo o feria.
Datos para colegir que en el próximo ejercicio, ayuntamientos, hoteles, restaurantes, bares, taxis, agencias de viaje deberían agruparse en cooperativa o UTE junto al empresario taurino de turno y saldar solidariamente beneficios o perdidas producidos por la presencia del “fenómeno”.
Si bien dudo que el sector taurino contraviniera su absurdo código de opacidad para dar información contrastada, una simple charla informal con un muestreo válido de organizadores de corridas de toros aflora de forma subliminal que para la industria taurómaca no es oro todo lo que reluce.
Los que han tenido el privilegio de ser designados por José Tomás para montarle los festejos de vuelta a la actividad se han colgado una medalla “al mérito taurino” dentro de las respectivas aficiones afectas y el toreo pasivo en general. Punto. Poco más.
No han sido reconocidos por ayuntamientos y cámaras de comercio locales —auténticos beneficiarios de la actuación del torero- y las arcas de la empresa, antes que crecer, han quedado “comidas por servidas”, o en algunos casos han faltado más de 100.000 euros para empatar el festejo de marras —consecuencia de los honorarios del maestro-, sin mayor repercusión económica en lo que parecía ser el “hallazgo”: el abono total del ciclo. Ruina.
La fórmula ha medio funcionado, tan sólo, en acontecimientos puntuales como la reaparición, o en abonos muy cortos complementados con otro cartel de figuras y con precios totales muy asequibles.
Ecuaciones que dan como resultado, en el mejor de los casos, un mínimo rendimiento para una inversión muy fuerte y siempre- sin quererlo- esperando algún contratiempo, lógico de estas fechas, y aliviarse con las previsibles sustituciones, como después ha sucedido.
X en la quiniela, poco más que empatar.
Por mucho que desde el punto moral y de promoción del tal empresario, cara a la opinión publicada y, por la manipulación de ésta, a la opinión pública, intenten rentabilizar -en moneda, no de curso legal ni cotizable- la propalación de la idea que no es lo mismo: hay X y XX, incluso XXL, aducen (varía la talla pero el precio de la prenda es el mismo)
El volumen, siempre fue el árbol de la abundancia que no deja ver, escrutar, analizar, el bosque de una ruina en un sector que se mueve por “ferias de vanidades”.
El próximo jueves José Tomás aborda, en Valladolid, su antepenúltimo capítulo de su corta temporada de reparación.
Sin eco mediático sobre su tirón , invariable, en sus últimas citas de Ciudad Real y Linares, quizá por las vacaciones o por desprecio subconsciente de la entidad de las plazas, o bien, porque los resultados artísticos no acompañan al boom expansivo, ni tampoco ayuda a los malsanos informadores la ausencia de volteretas y percances —afortunadamente-, ha supuesto que la apología dé otra vuelta de tuerca para regresar al primer plano informativo de telediarios y medios de información general.
Todo al relance de las colas ante las taquillas del Paseo de Zorrilla y los decibelios con que se ha anunciado el agote del boletaje en apenas horas ( el día que se ponen a la venta las entradas sueltas, sin información relevante sobre los días previos en cuanto a renovación de abonos y adquisición de nuevos, ¡ojo al dato!)
Ha sido, igualmente fundamental para su credibilidad, apoyarse en los ¿estudios? particulares de profesores de universidad (con uno basta para el plural mayestático) que se han difundido como identitarios de la Institución (la parte absorbe el todo para que la realidad de los hechos no aborte un titular informativo).
Sin poner en tela de juicio el prestigio y el crédito del muñidor o muñidores y en el supuesto de haber contado con datos de los sectores implicados en la repercusión de incremento de PIB local donde actúa el torero, hubiera sido conveniente completar tan elocuente informe con un trabajo de campo sobre la incidencia en el sector taurino: rentabilidad del empresario y beneficios colaterales para el resto de los profesionales del puntual festejo o del resto
del ciclo o feria.
Datos para colegir que en el próximo ejercicio, ayuntamientos, hoteles, restaurantes, bares, taxis, agencias de viaje deberían agruparse en cooperativa o UTE junto al empresario taurino de turno y saldar solidariamente beneficios o perdidas producidos por la presencia del “fenómeno”.
Si bien dudo que el sector taurino contraviniera su absurdo código de opacidad para dar información contrastada, una simple charla informal con un muestreo válido de organizadores de corridas de toros aflora de forma subliminal que para la industria taurómaca no es oro todo lo que reluce.
Los que han tenido el privilegio de ser designados por José Tomás para montarle los festejos de vuelta a la actividad se han colgado una medalla “al mérito taurino” dentro de las respectivas aficiones afectas y el toreo pasivo en general. Punto. Poco más.
No han sido reconocidos por ayuntamientos y cámaras de comercio locales —auténticos beneficiarios de la actuación del torero- y las arcas de la empresa, antes que crecer, han quedado “comidas por servidas”, o en algunos casos han faltado más de 100.000 euros para empatar el festejo de marras —consecuencia de los honorarios del maestro-, sin mayor repercusión económica en lo que parecía ser el “hallazgo”: el abono total del ciclo. Ruina.
La fórmula ha medio funcionado, tan sólo, en acontecimientos puntuales como la reaparición, o en abonos muy cortos complementados con otro cartel de figuras y con precios totales muy asequibles.
Ecuaciones que dan como resultado, en el mejor de los casos, un mínimo rendimiento para una inversión muy fuerte y siempre- sin quererlo- esperando algún contratiempo, lógico de estas fechas, y aliviarse con las previsibles sustituciones, como después ha sucedido.
X en la quiniela, poco más que empatar.
Por mucho que desde el punto moral y de promoción del tal empresario, cara a la opinión publicada y, por la manipulación de ésta, a la opinión pública, intenten rentabilizar -en moneda, no de curso legal ni cotizable- la propalación de la idea que no es lo mismo: hay X y XX, incluso XXL, aducen (varía la talla pero el precio de la prenda es el mismo)
El volumen, siempre fue el árbol de la abundancia que no deja ver, escrutar, analizar, el bosque de una ruina en un sector que se mueve por “ferias de vanidades”.
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Ya está bien del menosprecio que los medios de comunicación hacen de los demás toreros cuando hablan de José Tomás. El esfuerzo que hace el de la foto aprovechándose de la Compañia Telefónica / Movistar presionando a los los medios que contratan su publicidad bien los podría hacer en beneficoio del servicio y de los accionistas. Por cierto, ¿Cuanto le cuesta a estos la campaña de José Tomás? Sería curioso saber lo que le motiva a este personaje de telefónica para mostrar ese entusiasmo.
ResponderEliminarRafael Vega