Galería de Arte Nacional y Mobil de Venezuela, 1999.
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“La vara rota” de Arturo Michelena
Profesor Universitario, escritor y crítico de arte.
Fue aficionado práctico.
Los toros siempre los toros despiertan pasiones… y controversias… Mientras Francia los reconoce como bien de interés cultural, España los usa de provinciano escudo político diferenciador.
1889 París viste de gala en la conmemoración del centenario la Revolución francesa, abre la Exposición Universal para la cual se diseña el símbolo perfecto del triunfo de la civilización industrial e icono de la ciudad luz. La Torre Eiffel o la Dame de Fer ( La Dama de Hierro), imaginada por el ingeniero francés Gustave Eiffel, fue realizada por el arquitecto cubano Guillermo Pérez Dressler, conocido por Guillaume Dressler. (Yenobis Demis-Smaerd: La Torre Eiffel : un monumento 50% cubano).
En el marco de la efeméride francesa y de la Expo París 89 construyeron junto a los Bois de Bolognes una plaza. Algunos empresarios y ganaderos la fabricaron con aforo de 22.000 localidades junto a la rue Pergolese. Con un costo de 3 millones de francos, la plaza de toros se desplegaba en 800 metros cuadros y estaba hecha en ladrillo, viguería de hierro y cimientos de piedra. Tenía la respetable cantidad de 116 palcos.
Parisinos y público en general presenciaron la novedad de una corrida toros. Esa tarde (8 de agosto de 1889) hicieron el paseíllo las figuras del momento: Lagartijo, Frascuelo, Caraancha, Masantini, Guerrita y Valentín Martín.
El espectáculo debe haber superado en colorido y emociones a cuanto se había leído y se había imaginado un público lector y melómano de gusto hispánico, tan vivo y presente en la cultura universal: Theophile Gautier, la ópera Carmen basada en obra de Próspero Merimée con música de George Bizet o las imágenes de Manet del Torero muerto (1864) o la Corrida de toros (1865). En la lejana Rusia, Glimka y Nicolai Rinsky-Korsakov componen música española de elevada inspiración y gracia.
En el calor y la emoción parisina de la tarde de toros, se coló la elegante melodía y los acordes de La Giralda , marcha andaluza del maestro Juanrranz, clásico de cancionero torero estrenado allí en París por una banda de 120 músicos en homenaje a Sevilla y a Andalucía. La Giralda había sido la torre más alta del mundo en su tiempo ( 97,5 metros ) y por excelencia continua siendo icono turístico de España.
Imaginemos el ambiente taurino parisino que huele a puro, ajenjo y vino; Arturo Michelena y el escritor francés Marcel Proust, cada uno por su cuenta, están presentes en el festejo. El venezolano agotado descansa de su envío al salón oficial de Francia: El granizo de Reims y La joven madre, además para la sección internacional de la Exposición Universal Internacional con la conocida obra Carlota Corday camino al cadalso.
Michelena se auto-registra en boceto preparatorio (Autorretrato con sombrero de copa) inmerso en ese merecido descanso en la plaza de toros de los Bosques de Boloña, lo rodean en las primeras filas personajes que son la Europa del momento por sus tipologías humanas, vestidos y expresiones.
Pero el tiempo y las circunstancias harán que el cuadro taurino tenga que esperar en la producción del artista. Arturo Michelena regresó a Venezuela y en Valencia se le hace un homenaje como a uno de sus hijos predilectos.
La obra taurina
Michelena pensó en una tela de mayores dimensiones, pero la beca le fue reducida y luego le fue retirada mientras su salud mengua, los médicos le diagnostican tuberculosis.
Indicio significativo de lo que representaba esta obra para su autor es que en “ningún otro caso se ha conservado un número tan amplio de bocetos y estudios de una obra de Michelena, como el de La vara rota”. (Luís Enrique Pérez Oramas, Genio y Gloria de Arturo Michelena. Galería de Arte Nacional y Mobil de Venezuela, 1999, p. 80). Dichos bocetos sin firmar van a tener inscripción posterior de su viuda y de algunos estudiosos de la vida y obra de Michelena.
En mi modesta opinión, Michelena tuvo que asistir al festejo celebrado en la ocasión de la Exposición Universal de París de 1889 y es probable que a otras corridas. De otro modo no se explica la exactitud en formas y usos de la técnica taurina, de los trajes de torear de un festejo importante. Impresiona el realismo de la embestida y el derrote del toro en el cuello del caballo del picador. (No es toro criollo, en Venezuela no había todavía animales de casta) Es un bravo toro corniabierto y veleto, berrendo en colorado o castaño y ojo de perdiz del encaste de Veragua.
En un principio Michelena pensó en una tela de mayores dimensiones, los bocetos preparatorios lo sugieren (Colección del Banco Industrial de Venezuela), pero la beca le fue reducida y luego retirada, su salud comienza a menguar, los médicos le diagnostican tuberculosis. Tuvo entonces que adaptarse a un formato menor, pero no por ello carente de elocuencia y genio artístico. Su plan era conmover al espectador con una escena taurina: derribo al descubierto con caballo muerto, banderilleros y monosabios al quite del toro frente el picador en angustiosos momentos.
La vara rota fue presentada en el Salón de la Sociedad de Artistas Franceses del año 1892, en catálogo aparece bajo el número 1.213, y fue la única obra que el artista titula en español en sus participaciones en salones oficiales. Michelena había sido el artista iberoamericano más premiado de su época. Michelena con La vara rota marca su segundo y definitivo adiós de Francia. Regresa a Venezuela notoriamente afectado por la enfermedad que lo llevará a la tumba pocos años después a la corta edad de treinta y cinco años. Con más tiempo podemos especular, ¿qué hubiera sido de Michelena como artista?
La comentada pintura es de la colección del Museo Arturo Michelena en la caraqueñísima esquina de Urapal de La Pastora. Como homenaje por el centenario de la muerte al maestro de la pintura, La vara rota fue descrita en ponencia mía durante las deliberaciones de la XVI Convención de Comisiones Taurinas Municipales, celebrada los días 5 y 6 de noviembre de 1998 en la Plaza Monumental de Valencia. En la agenda cultural de la convención nuestra ponencia tuvo el propósito de realzarla como obra excepcional y además de declararla obra Patrimonio Artístico Taurino de Venezuela ante un centenar de delegados.
El Museo Arturo Michelena posteriormente editó en el 2000 un cartel o afiche con La vara rota. Esta joya de las artes gráficas es conservada por los aficionados con gran orgullo. Es frecuente ver el afiche en casas, oficinas, negocios y por las fondas y tascas del circuito gastronómico. A su salud, maestro Arturo Michelena.
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Los toros siempre los toros despiertan pasiones… y controversias… Mientras Francia los reconoce como bien de interés cultural, España los usa de provinciano escudo político diferenciador.
La Torre Eiffel y La Giralda
1889 París viste de gala en la conmemoración del centenario la Revolución francesa, abre la Exposición Universal para la cual se diseña el símbolo perfecto del triunfo de la civilización industrial e icono de la ciudad luz. La Torre Eiffel o la Dame de Fer ( La Dama de Hierro), imaginada por el ingeniero francés Gustave Eiffel, fue realizada por el arquitecto cubano Guillermo Pérez Dressler, conocido por Guillaume Dressler. (Yenobis Demis-Smaerd: La Torre Eiffel : un monumento 50% cubano).
En el marco de la efeméride francesa y de la Expo París 89 construyeron junto a los Bois de Bolognes una plaza. Algunos empresarios y ganaderos la fabricaron con aforo de 22.000 localidades junto a la rue Pergolese. Con un costo de 3 millones de francos, la plaza de toros se desplegaba en 800 metros cuadros y estaba hecha en ladrillo, viguería de hierro y cimientos de piedra. Tenía la respetable cantidad de 116 palcos.
Parisinos y público en general presenciaron la novedad de una corrida toros. Esa tarde (8 de agosto de 1889) hicieron el paseíllo las figuras del momento: Lagartijo, Frascuelo, Caraancha, Masantini, Guerrita y Valentín Martín.
El espectáculo debe haber superado en colorido y emociones a cuanto se había leído y se había imaginado un público lector y melómano de gusto hispánico, tan vivo y presente en la cultura universal: Theophile Gautier, la ópera Carmen basada en obra de Próspero Merimée con música de George Bizet o las imágenes de Manet del Torero muerto (1864) o la Corrida de toros (1865). En la lejana Rusia, Glimka y Nicolai Rinsky-Korsakov componen música española de elevada inspiración y gracia.
En el calor y la emoción parisina de la tarde de toros, se coló la elegante melodía y los acordes de La Giralda , marcha andaluza del maestro Juanrranz, clásico de cancionero torero estrenado allí en París por una banda de 120 músicos en homenaje a Sevilla y a Andalucía. La Giralda había sido la torre más alta del mundo en su tiempo ( 97,5 metros ) y por excelencia continua siendo icono turístico de España.
Imaginemos el ambiente taurino parisino que huele a puro, ajenjo y vino; Arturo Michelena y el escritor francés Marcel Proust, cada uno por su cuenta, están presentes en el festejo. El venezolano agotado descansa de su envío al salón oficial de Francia: El granizo de Reims y La joven madre, además para la sección internacional de la Exposición Universal Internacional con la conocida obra Carlota Corday camino al cadalso.
Michelena se auto-registra en boceto preparatorio (Autorretrato con sombrero de copa) inmerso en ese merecido descanso en la plaza de toros de los Bosques de Boloña, lo rodean en las primeras filas personajes que son la Europa del momento por sus tipologías humanas, vestidos y expresiones.
Pero el tiempo y las circunstancias harán que el cuadro taurino tenga que esperar en la producción del artista. Arturo Michelena regresó a Venezuela y en Valencia se le hace un homenaje como a uno de sus hijos predilectos.
La obra taurina
Michelena pensó en una tela de mayores dimensiones, pero la beca le fue reducida y luego le fue retirada mientras su salud mengua, los médicos le diagnostican tuberculosis.
Indicio significativo de lo que representaba esta obra para su autor es que en “ningún otro caso se ha conservado un número tan amplio de bocetos y estudios de una obra de Michelena, como el de La vara rota”. (Luís Enrique Pérez Oramas, Genio y Gloria de Arturo Michelena. Galería de Arte Nacional y Mobil de Venezuela, 1999, p. 80). Dichos bocetos sin firmar van a tener inscripción posterior de su viuda y de algunos estudiosos de la vida y obra de Michelena.
En mi modesta opinión, Michelena tuvo que asistir al festejo celebrado en la ocasión de la Exposición Universal de París de 1889 y es probable que a otras corridas. De otro modo no se explica la exactitud en formas y usos de la técnica taurina, de los trajes de torear de un festejo importante. Impresiona el realismo de la embestida y el derrote del toro en el cuello del caballo del picador. (No es toro criollo, en Venezuela no había todavía animales de casta) Es un bravo toro corniabierto y veleto, berrendo en colorado o castaño y ojo de perdiz del encaste de Veragua.
En un principio Michelena pensó en una tela de mayores dimensiones, los bocetos preparatorios lo sugieren (Colección del Banco Industrial de Venezuela), pero la beca le fue reducida y luego retirada, su salud comienza a menguar, los médicos le diagnostican tuberculosis. Tuvo entonces que adaptarse a un formato menor, pero no por ello carente de elocuencia y genio artístico. Su plan era conmover al espectador con una escena taurina: derribo al descubierto con caballo muerto, banderilleros y monosabios al quite del toro frente el picador en angustiosos momentos.
La vara rota fue presentada en el Salón de la Sociedad de Artistas Franceses del año 1892, en catálogo aparece bajo el número 1.213, y fue la única obra que el artista titula en español en sus participaciones en salones oficiales. Michelena había sido el artista iberoamericano más premiado de su época. Michelena con La vara rota marca su segundo y definitivo adiós de Francia. Regresa a Venezuela notoriamente afectado por la enfermedad que lo llevará a la tumba pocos años después a la corta edad de treinta y cinco años. Con más tiempo podemos especular, ¿qué hubiera sido de Michelena como artista?
La comentada pintura es de la colección del Museo Arturo Michelena en la caraqueñísima esquina de Urapal de La Pastora. Como homenaje por el centenario de la muerte al maestro de la pintura, La vara rota fue descrita en ponencia mía durante las deliberaciones de la XVI Convención de Comisiones Taurinas Municipales, celebrada los días 5 y 6 de noviembre de 1998 en la Plaza Monumental de Valencia. En la agenda cultural de la convención nuestra ponencia tuvo el propósito de realzarla como obra excepcional y además de declararla obra Patrimonio Artístico Taurino de Venezuela ante un centenar de delegados.
El Museo Arturo Michelena posteriormente editó en el 2000 un cartel o afiche con La vara rota. Esta joya de las artes gráficas es conservada por los aficionados con gran orgullo. Es frecuente ver el afiche en casas, oficinas, negocios y por las fondas y tascas del circuito gastronómico. A su salud, maestro Arturo Michelena.
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Vía: Rubén Darío Villafraz
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