jueves, 1 de julio de 2010

ES DE BOLLULOS Y SE LLAMA KEVIN / Por Antonio Burgos

Los empresarios Canorea y Valencia
con algunos de los noveles del ciclo.



Los nombres de la Generación Logse.
¡Qué nombrecitos de pila tienen los chavales que quieren ser toreros!


ANTONIO BURGOS

ABC-Sevilla
Día 01/07/2010 - 00.44h
Empiezan esta noche, a las 10, en la plaza de los toros, cuando el iluminado reloj del palco de la Diputación parece el de un ayuntamiento de pueblo bajo el que las niñas juegan al tejo y a la comba.
Son como América antes que llegaran los españoles: sin caballos. Hablo de las novilladas de la oportunidad para los chavales que quieren ser toreros y que ojalá lleguen todos a serlo. Estas nocturnas de julio son un vivísimo retrato de la Sevilla más popular.
En la misma barrera donde por Feria está un encorbatado Domecq se sienta ahora un tío sudoroso, en mangas de camisa, comiendo pipas. Donde las pintamonas trajeadísimas y perfumadísimas que se pasan la corrida de Feria como oliendo a mierda, con la cara más estirada que la piel del tambor de Pérez Reverte, está ahora una cateta gorda que aplaude todo lo que se mueve en el ruedo y chilla como la niña del exorcista cuando a un chaval le pega el utrero el volteretón de reglamento.

De las nocturnas salieron grandes toreros de Sevilla. De una de ellas salió Pepe Luis Vázquez. Y de las novilladas de la oportunidad que organizaba el diario «Sevilla» salió torero medio Aljarafe. Eran toreritos de barrio o de pueblo.
Los carteles eran como una guía de Sevilla: «Fulano de Tal, del Cerro del Águila; Perenganito, de la Macarena; Zutano, de la Puerta Real». Ahora vienen directamente de las escuelas taurinas. Miro los carteles de las cinco nocturnas y no hay en ellas un solo nombre de barrio sevillano proclamando la procedencia del torerito.
Todas son escuelas taurinas. Y de unos sitios más raros... En Ronda, en Espartinas, en Jerez, en Chiclana, vale, puede haber escuelas taurinas. ¿Pero usted se imagina una escuela taurina en Arganda del Rey? Pues la hay.

Y luego, los nombres de la Generación Logse. La moda bautismal de los culebrones y la Biblia ya ha llegado a los ruedos. ¡Qué nombrecitos de pila tienen los chavales que quieren ser toreros! No había reparado en ellos, pero viniendo por la calle de la Mar me los hicieron notar el carretero José María Sainz y el baratillero Vicente Ramos, Arenal puro:

—¿Tú has visto los nombres de los novilleros de las nocturnas?
Esta noche, por ejemplo, torea Borja. Borja Álvarez. Y el 22, otro Borja, Borja Jiménez. Más que nombre de torero, es de patero de La Quinta Angustia: «Borja, llámate».
Y también torea hoy el francés Dorian Paul. Nombre torerísimo Dorian, a lo Oscar Wilde. Como Dorian Gray, pero sin retrato. No tanto como el de un chaval de Castilblanco, Iván. Iván Menacho.
Hay uno de Camas que pudiendo llamarse Curro o Paco, como Romero o Camino, van y le ponen Cristian, Cristian Chía. Hay uno de Bollullos de la Mitación que se llama Kevin Gutiérrez, es menester ver.
Y en cuanto a los apodos, nada de clásicos. Hay uno que se llama «El Zorro», como la película de Antonio Banderas.
Y otro que es «El Nieto»: deberían poner en los carteles quién es el abuelo, para que nos orientemos. Ojalá me equivoque y me tenga que comer este artículo porque Iván, Cristian y Dorian salen por la puerta del Príncipe.
Pero si volviera Gregorio Corrochano, ya no podría titular su crónica antológica sobre el Niño de la Palma: «Es de Ronda y se llama Cayetano».
Si el chaval triunfa el día 15, como le deseo, no pega que Fernando Carrasco ponga de título: «Es de Bollullos y se llama Kevin».

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