jueves, 2 de junio de 2011

Las dos boinas de Bahamontes / Por Antonio D. Olano

Federico Martín Bahamontes saluda al público del Parque de los Príncipes tras conquistar el Tour de Francia de 1959. Fotografía: Archivo de Marca
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Las dos boinas de Bahamontes

Antonio D. Olano

Se cumples cincuenta y dos años del “tour de Francia” ganado por Federico Martin Bahamontes que, además, se entretuvo coronándose “rey de la montaña” en seis ocasiones. Posiblemente no haya existido en el mundo un ciclista que le iguale, no solo en triunfos sino en originalidad. Tanto es así que los “amigos de la boina” se la imponen por segunda vez, cosa verdaderamente insólita. Desde que se fundó el club sin normas institucionales, no se repitió la coronación del mismo personaje.

A la manera de que en Estados Unidos existen generales de una dos y tres estrellas, los boineros comandados por el ingenioso hidalgo Don Alfredo Amestoy que, juvenilmente, continúa buscándole los tres pies al gato. Aunque los boineros no tiene directiva si tienen dirección. Y les gusta el `perfume de mujer. Debido a ello, desde hace tiempo, solamente se permite la presencia de una mujer a la que, previamente a la ceremonia de investir boineros a los nuevos co-chapeleros. En la penúltima de las ceremonias la princesa altiva fue una mujer- mujer, presentadora- presentadora que, sin establecer competencia con sus colegas femeninas, el número uno de nuestras televisiones. Por competencia, por belleza y por altura física e intelectual. Su nombre: Ana Ibartiburu. Se hizo esperar, cosa permitida a las damas; pero no fue “culpable”. La Casa de Campo es un laberinto, de Creta; pro sin clásicos y siempre se pierde quien entra en ella.

Los comensales, como el cielo, supimos esperar. Bien en el centro Bahamontes, hecho un jovenzano. Tan ágil, de musculatura e inteligencia, como nunca. Bahamontes más que un ser humano, que lo es y en alta dimensión, es un milagro de la Naturaleza. Es el +único deportista que después de retirado mantiene su “sen·”, incluida una popularidad en cuarto creciente. Federico, que en realidad se llama Alejandro, es un “gentlemand” que en Castilla debe traducirse a caballerazo¬. Con respecto a él debemos recordar a Borges, también poeta como el campesonísimo: Solo hay una cosa que no hay, que es el olvido”

Alfredo Amestoy, Álvarez del Manzano,
 Ana Igartiburu, Bahamontes, y Olano

Es imposible hacer relación completa de los asistentes. Presidiendo José María Álvarez del Manzano un Alcalde que ha dejado huella imborrable en los madriles. Hablaba de todo, sobre todo de Toros, con Bahamontes. Los dos se vistieron de corto en festivales. El municipe quería ser torero: “Soy sevillano y desconozco que tenía “pellizco” Pero me fui a la Universidad”. Al águila quisieron contratare para una serie de festivales, como lamentaron con Carrasco, Nieto, Fred Galiana.

Alfonso Arteseros, que quisiera ser la rana a la que una princesa acuesta a su lado, es un bonachón. Y, como debe pensar que los boineros estamos en edad `re-añchimer. Nos recuerda que vuelve a presentar su libro “España en mi memoria”. Luis Cepeda, “chapeau” para el numero uno de los periodistas gastronómicos habla de sus experiencias de reportero con el inmortal Bahamontes. Federico el grande amo y muñidor de Torres Bermejas en donde late el flamenco y se cuecen los garbanzos de plata como el que, próximamente, se ofrecerá Ruiz Gallardón. La impositora imponente es Laura Valenzuela, como Marcial, ,la más grande.

Presentes Ángel Manuel García, relojero y cancerbero de un Madrid del que parece el dueño, nos pone en hora. Siempre sabio y bigotudo, el maestro enrique de Aguinaga, y con hechuras de Bohemio, con barba más larga que su estatura, Luis Prados de la Plaza.

No podía faltar un Águila (Carlos Jiménez del Águila), ni el eterno anfitrión de “Txozo Zar” Carlos Perera, nacido para patriarca y bondadoso sermonero. Allí Rafael Jiménez, el pasado Alcalde.

El joven octogenario Bahamontes es el primero en inaugurar esta carrera boinistica. Desde hace un par de años las comidas de los socios, sin necesidad de carnet, han cambiado mucho. Sabido es que solamente, y a la manera de los chocos vascos son admitidos los hombres (la ministra del Ramo está a punto de exigir que no se discrimine a las hombras). Sin embargo Amestoy que es un cachondo, elige la dama que le viene en gana, y los apetitos del presidente siempre anuncian hambrina.

De modo que soslaya la costumbre y pone boina blanca sobre la cabeza, bellas cabezas, de la madrina del boinocantano.

Bahamontes, que de primer nombre tiene el de Alejandro, siempre ha sido fiel a Fermina. La fidelidad no significa que se cierren los ojos ante las beldades que Dios puso sobre la tierra.

La sede social de “Los de la Boina” está sita en la Casa de Campo madrileña y tiene como nombre “Currito” que un día nos vino desde Santurce a Callao trayendo consigo sardinas frescues, sin necesidad de lucir la pantorrilla. Supo ganarse el cariño de madrileños y de más turistas que llenan sus comedores.
Currito se nos fue brindando con Xacoli pero su alegre espíritu habitó entre nosotros.

Muchos oradores para exaltar las conocidas virtudes de Don Federico, de la Mancha. O, si ustedes lo prefieren, el genio y pionero del ciclismo, que junto a Miguel Utrillo y yo coreaba un pícaro cuplé:

“la bicicleta
la muy coqueta
tiene una cosa
que se llama sillín
¡el muy pillin
el muy pillin!”.

Las reuniones de los caballeros cubiertos suelen ser pantagruélicas y generosas en ingenio, verborrea, etc.
Don Federico. El “águila de Toledo·, ya tiene dos boinas. Como se dice en las “sevillanas”, “niño ¿vamos a por la tercera!”.

O a por la primera Ama juna fecha: el l8 de julio. Día en el que ganó su primera carrera. Y otro 18 de julio, ha ce 52 años, lo admiró en mundo viéndole, nuevo Napoleón; pero de Toledo, reinar ante el Arco de Triunfo, hace 52 años, tras ganar el Tour. Entonces no se confundían con los himnos. Del español, que allí se escuchó, tenia melodía y versos, Es decir, era y debería segui siendo el español. Las estrofas son de José María Pemán. El ritmo, españolísimo. Nuestro hoy dividido país era entonces un mundo con melodía.

Federico, que brindó su triunfo mundial al Caballero de la Triste Figura, nos hizo peregrinar en bicicleta para rendir homenaje al personaje cervantino. El semejaba a Don Quijano. Su fiel amigo, Miguel Utrillo, era su Sancho.

Os hubiese encantado topar con la Dulcinea soñada, sin duda Ana. Pero ella, que fue también ciclista, tenía que esperar varios, muchos años para traer su luz a nuestro universo.
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