lunes, 5 de octubre de 2009

URDIALES SE QUEDA SOLO/ José R.Márquez

MADRID, FERIA DE OTOÑO 2009

José Ramón Márquez

Los toros - (Blog Salmonetes ya no nos quedan)

4 de Octubre de 2009

Pues dirán lo que quieran, que si la corrida de Castellón, que si la de Moraleja, que si la de Pozoblanco, pero la verdad es que a uno, que no puede andar por todas esas plazas esperando a ver dónde salta la liebre, sólo le queda la impresión de que en este 2009 la A coronada no ha traído más que ruina.

La primera decepción fue el fiasco de Sevilla con un encierro impresentable, una escalera que ni siquiera estaba en el tipo de la casa y que provocó el desastre de una tarde gafada por los toros a la que solamente la disposición de El Cid pudo arañar algo de buen toreo en aquel feo tercer toro, aunque la gente que había ido en masa a ver al pobre Morante no estaba para esas tonterías.

La segunda en Madrid, con todos los toros, salvo el primero, despedidos entre pitidos y con Urdiales echando el salvavidas.

La tercera decepción, en Bilbao con una corrida de la que ni hablaríamos si llevase otro hierro y, de nuevo, con el salvavidas de Urdiales con aquel toro grandullón.

La cuarta, hoy en Madrid, que ni siquiera se ha lidiado completa y en la que de nuevo Urdiales ha vuelto a echar el salvavidas al de Galapagar.

No importaría nada si estuviésemos hablando de otros toros, de los cuvillejos esos o de los juampedros que este año han pegado el petardo... ¡Pum! por todos los sitios donde han pasado, pero esta falta de resultados de Victorino, esta blandura, sinceramente intranquilizan seriamente al aficionado a los toros.

El primer toro de Urdiales, hoy, ha dado la emoción que se espera del auténtico toro de Victorino y todas esas cantinelas de ‘hacer el avión’ y de que los toros estos valen también para hacer esa memez del arte; da la impresión de que es el cáncer que devorará a esta querida vacada, si no se corrige el enfoque falsamente ‘comercial’ y se plantea de una forma patente que los Victorinos son una manifestación del terror y que ahí está el toro para quien sea un tío y tenga los redaños que hay que tener para estar frente a él. De eso vive Miura.

El torero se llama Diego Urdiales y hoy ha demostrado a las claras lo que es el toreo en su forma más clásica, más depurada, que es la de ganar la posición al toro y armado de un simple trapo rojo dominar la situación, aguantar el vendaval de tarascadas y cornadas y, el pecho por delante, hacerle ir por donde no quiere.
Eso es el arte supremo y, en ese sentido, podemos decir que Urdiales es el triunfador absoluto de la temporada 2009 en Las Ventas, porque la importancia de su tarea ha de ser valorada en función de los enemigos que ha tenido enfrente.
Lo demás son ganas de convencerse de tonterías y de extasiarse con la decadencia de una fiesta que, hasta no hace tanto, fue cosa de hombres.

Dejémonos de monsergas. Habla Marcial: “Para mí, el arte de torear es lidiar a un toro con arreglo a sus condiciones, llegar a dominarlo, y poder después torearlo. El arte es por tanto la consecuencia de la lidia.”

Mejor no se puede explicar. El gran artista de esta temporada se llama Diego Urdiales.

La casquería del tal Manolo, ése que preside las corridas o el que fuese hoy, que ni idea tengo de cómo se llamará el buen hombre, decida no darle la oreja a Urdiales es otra consecuencia de la deriva penosa que lleva este espectáculo.

¿Qué es lo que faltó? ¿Las pedresinas? ¿El circular invertido? ¿El tres en uno? ¿Los pases por alto empalmados? ¿Las manoletinas o las bernardinas? ¿El mentón clavado al pecho? ¿Los pies juntitos?

¿Que le faltó al riojano?

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