domingo, 18 de octubre de 2009

LOS PRESIDENTES SON LOS CULPABLES / ANTOLIN CASTRO

- Palco del Presidente en la Plaza de Zaragoza -

"...Ya estamos todos de acuerdo:
Los presidentes son culpables si no cumplen con sus obligaciones...."

Antolín Castro
http://www.opinionytoros.com/

España
[ 18/10/2009 ]

LOS PRESIDENTES SON LOS CULPABLES

Es la comidilla de esta semana. Por culpa de los presidentes de los festejos de Zaragoza la Fiesta parece sufrir -según dicen- uno de sus mayores, según lo que ha escandalizado, y más graves ataques a su plenitud, a su autenticidad, a su continuidad, por no decir a sus propias raíces.

Cuentan, y no paran, que los dos hombres que se alternan en el palco de la plaza de La Misericordia sufren diferentes males, del tipo T y de otras. No paran de darles duro desde todos los frentes del taurinismo y también desde tribunas de la prensa taurina en general. No salimos de nuestro asombro de esta importante cruzada contra las decisiones de quienes tienen la responsabilidad en las plazas de toros.

Un palco. Culpables si no cumplen... todo el reglamento.

Es habitual esto, muy frecuente, contra los árbitros de fútbol, pero siempre suele ser de parte... es decir, de la parte que se ha visto “perjudicada” por la decisión que se discute.
La prensa enjuicia esa decisión concreta y también desde la que se edita en el lugar del equipo “perjudicado” arrima el ascua a su sardina. Aquí, en la prensa taurina, al no estar tan localizada ni extendida, la pregunta debería de hacerse y nos hacemos nosotros ¿De parte de quién ha de estar la prensa en las decisiones de los presidentes o jueces de plaza?.

En mi caso lo tengo muy claro, habrá de estar del lado del cumplimiento de la ley, del reglamento (el que toque según el pitorreo ese de cada Comunidad un reglamento) y de forma muy definida a favor del toro en particular y de los aficionados, quienes pagan, en general.
Si se discute que el público solicitó una oreja mayoritariamente y fue negada por el usía, está claro que el presidente falló, aunque siempre cabe la duda, a mi me pasa siempre, del cómo se puede afirmar una cosa o la otra en cuanto a las peticiones por mayorías. En el siglo XXI sería fácil una votación personal y fiable.

La segunda oreja es otro cantar y es a juicio de quien preside el concederla. Por tanto, doloroso o no, quedan todos a ese libre albedrío. Como eso muchas otras de las decisiones que hay que ir tomando sobre la marcha en un festejo. De lo que se deduce que o se respeta su decisión o caemos en la parcialidad individual de cada uno, lo que nos lleva a que cada cual tomaría una decisión diferente que la del vecino de al lado.
Para eso existe un responsable de la decisión que debe ser respetada. Naturalmente, los habrá más o menos exigentes o flexibles pero eso pasa con cualquier padre de familia. Quedan sometidos a la crítica pero no al insulto o la persecución.

Otro tema muy comentado es la interpretación de los avisos. Curioso esto de la interpretación como si el horario tuviera que ser interpretado. Si el tren sale a las 10:00 esa es la hora y no existe interpretación alguna. Si los avisos son a los 10 minutos, 13 y 15, pues eso no ha de interpretarse en el palco, solamente aplicarlo. Parar el reloj es tanto como pedir que no termine un partido hasta que el equipo que interese marque un gol.

Yo sí les exijo que cumplan el reglamento, pero en todos sus apartados y si es en los más serios, mejor. Curiosamente, entre los más serios no están esos de retrasar el reloj o el “hurtar” las orejas a los espadas llamados figuras, tengo otra escala de valores en la Fiesta y son otras las cosas que me ocupan, y me preocupan, mucho más.
En muchas sí que había que hacer una auténtica cruzada. En OyT lo ponemos por bandera y objetivo y no lo ocultamos ni disimulamos un tanto así. En eso, en no disimular, nos parecemos a otros muchos que tampoco disimulan cuáles son las cosas que les preocupan de nuestra Fiesta.

Por una oreja, o un minuto, de mas o de menos, no se va la Fiesta al carajo, si acaso un torero se sentirá molesto o perjudicado; por lo que la Fiesta se va, de forma inexorable, y pone en riesgo incluso su continuidad, es por no cumplir el reglamento en cuanto a la máxima responsabilidad que deberían ejercer y tener en cuenta los presidentes: La integridad del toro.
Los presidentes son culpables de lo que sale por toriles y de muchas otras triquiñuelas que se producen alrededor del espectáculo.
Ya estamos todos de acuerdo: Los presidentes son culpables si no cumplen con sus obligaciones.

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