jueves, 10 de diciembre de 2009

REIVINDICACIÓN DEL TRAJE DE LUCES / Por Ricardo Díaz Manresa


Reivindicación del traje de luces, también en América.
Por Ricardo Díaz-Manresa
09/12/2009

La horrible moda de los trajes plagados de negro se ha trasladado también a América. Dos mejicanos -Armillita y Payo- iban el domingo con el dichoso y triste azabache en la Monumental Plaza México
He visto a Cayetano vestido de matador de toros en su confirmación en la Monumental Plaza México, con traje de luces, y por el contrario a su padrino Armillita y al testigo el Payo, de negro, de banderilleros.
¿Qué de banderilleros, que también copian la mala moda del luto?. Vestidos de tristeza. De azabache, de negro, de todo menos de alegría. Octavio García “El Payo” de azul y negro y Miguel Espinosa “Armillita” de granate y negro. ¡Cómo se impone el mal gusto o…el ahorro porque siendo tan feos serán más baratos!.
El negro, hasta hace bien poco, sólo se usaba en los entierros y en los recuerdos a los difuntos. Las malas costumbres se pegan como la peste y ahí tenemos un acontecimiento en Insurgentes, sin trajes de luces.De luces, que da luz, que ilumina, que alegra, que tintinea. Enemigo de la oscuridad y de la fealdad, símbolo de la belleza, que llena el ambiente de oro y plata, los dos grandes metales preciosos, tan admirados y codiciados.
Es la reivindicación del traje de luces, una vez más, al ver los gustos tan cambiantes y nefastos de esta época. Salir a torear de negro. ¡Qué incoherencia!Admitamos que ha cambiado todo.
Hace unos años ver a Cristiano Ronaldo con esos pelos lo habría convertido en el hazmerreir de todo el mundo y obtenido el desprecio. Así iban los golfillos porque ellos mismos se cortarían el pelo. Y menos mal que no se le conoce por Musulmán Ronaldo o Protestante Ronaldo o Ateo Ronaldo. Sería el acabóse.
Ahora es lo modelno. Verlo con sus pendientes, a él y a sus compañeros, suscitaría el término de mariquita, palabro tan de moda entonces y tan condenado hoy.
Ahora son los que levantan pasiones. Los ves con tirabuzones, sin afeitar, vestidos de mamarrachos , con los pelos como si hubieran salido de un naufragio o un peluquero les hubiera hecho una putada y son ejemplo para la desquiciada juventud. Así iban los que pelaban en los hospicios o en los centros de salud. Ir pelado al cero –llamado en aquellos tiempos al rape- era figura de presidiario o de militar castigado.
A los que lo llevaban largo, grasiento y feo les llamaban pelambreras. Ahora nadie dice : y yo con estos pelos…sino que están orgullosos de la pelada. De su anarquía, de su antibelleza, de lo pelanas que son.
Pero con el traje de luces nos estamos jugando la belleza complementaria del espectáculo que es una de las pocas cosas de verdad que nos quedan y que atraen como lo que más. No podemos suprimir la puesta en escena, que es suprema.
Salir de la belleza antibelleza, de la fealdad que llaman bella, de los ronaldos, actorcitos, cantantes y demás rebaño y meternos en una plaza de toros viendo la vestimenta de los actuantes es como pasar de lo cutre al mejor teatro de la ópera del mundo, o irte a las carreras inglesas y meterte en el gran slam británico del tenis. Debería serlo.
Pues, no, ahora los toreros gustan vestirse de sepultureros. ¿Qué digo de sepultureros? ¿Ha visto alguien en un cementerio que trabajen de negro?
Pues los nuestros enloquecen por el negro, por el catafalco , se disfrazan con vestidos de carbón y lo alternan con morado, marrón, azul fuerte y todos los colores que se den de bofetadas con el negro. Y así entristecen todavía más la corrida, que últimamente anda sobrada de aburrimiento las más de las tardes.
Reivindico el traje de luces, que por eso se llama así, que es una llamada a la belleza y pido a los toreros que se miren al espejo antes de ir a la plaza. Algunos se cambiarían. ¿Quién los engaña? ¿O es que gustan de los filetes quemados y del gazpacho agrio?
Y como van infames los toreros, especialmente los del arte y que Dios confunda a los que empezaron esta maldita moda, pues no les digo los subalternos. Algunos jefes de cuadrillas alternan el horror con el oro, pero los subalternos dieron la espalda a la plata, que también luce, y ahora se visten o de infame negro o de hilo, que se queda a medias y no es lo que debería ser.
Tiempos nefastos en los que el mal gusto impera en casi todo y que a los toreros les ha llegado como una epidemia.
Tiempos con poca alma que se venden al diablo por nada. Desde la televisión a la política. Salvemos los ruedos. Y que empiecen los toreros a lucir con sus trajes de luces, que tanto ilustraron durante tanto tiempo.
Recuerdo en Madrid una tarde de tormenta : en San Isidro y cerca de las diez de la noche, llovía, fuertes ráfagas de viento, los toreros cruzaban el ruedo para irse con las luces encendidas de la plaza. Entre tanto, movimiento, ¡cómo refulgían, resplandecían, relucían los trajes de luces!. Se sobreponían a la tormenta, nada menos. Estampa imponente.
Igualito que si hubiesen ido de negro. Habría sido peli de suspense.
Pero ahora no.
Vaya usted a los toros en España, Francia o América –lo acabamos de ver en Insurgentes- y los toreros seguramente olvidarán el traje de luces.
Fuente: http://www.avancetaurino.com/firmas.php

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